Resulta lamentable y al mismo tiempo preocupante que dentro de la UC existan puntos de vista que tiendan a demostrar poco compromiso con el cuidado de nuestra democracia.
En primer lugar, basta con leer el título de la columna publicada en El Puclítico, llamada “Democracia es lo que yo digo que es”, para evidenciar un nulo compromiso con la democracia misma, al relativizar en algo en que deberían existir mínimos comunes transversales y no lo que simplemente cada uno entiende por ella.
Como segundo punto, resulta inaceptable recurrir a la argumentación utilitarista de la comparación entre la cantidad de muertes causadas por distintos Gobiernos (autoritarios, totalitarios o de cualquier otro tipo), para supuestamente determinar el “menos malo”, puesto que toda muerte de un ser humano resulta igual de lamentable, y creer lo contrario es ir directamente en contra de la dignidad de la persona humana.
En tercer lugar, lo que carece enormemente de pudor es no condenar cualquier tipo de régimen totalitario, sin importar el color político que tenga. Es por este motivo que no es mi intención jugar al empate, puesto que la persona o grupo que recurra a ese argumento, lo único que hace es demostrar una gran pobreza intelectual y moral. Y si suponemos por un momento (de forma errónea evidentemente) que este argumento es válido, tal como lo cree el Partido Comunista y la izquierda más radical en general, es obvio que estos sectores perderían por paliza en cuanto a los millones de inocentes fallecidos en todo el mundo.
Como cuarto punto a mencionar, la democracia no es solamente un medio legítimo para llegar al poder (legitimidad de origen), sino que también exige un respeto irrestricto a sus valores a la hora de ejercer el poder obtenido, considerando las reglas legales en vigencia (legitimidad de ejercicio).
A modo de conclusión, se hace imprescindible una condena transversal a cualquier tipo de Gobierno que pueda poner en peligro los valores democráticos esenciales, que son la base para construir una sociedad mejor, y de este modo evitar caer en la tragedia acontecida entre los años 1970 a 1990.
Felipe Valenzuela- estudiante de Derecho