Durante el Te Deum Ecuménico, el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, manifestó que era un error que la clase política impulsara normativas sobre la interrupción voluntaria del embarazo y la eutanasia.
Este miércoles 18, la Catedral Metropolitana de Santiago fue el escenario del Te Deum Ecuménico de Fiestas Patrias, evento que reunió a las principales autoridades políticas y a representantes de diversas confesiones religiosas. En su primera homilía como arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí abordó temáticas relacionadas con la actualidad nacional, centrándose especialmente en su postura sobre el aborto y la eutanasia.
Reafirmando su posición, el arzobispo expresó que: “siempre y cuando el bien de las personas se vea amenazado, alzaremos la voz por todos aquellos que no tienen voz, desde los niños no deseados en el vientre de sus madres hasta los ancianos descartados que dan su último suspiro”. Respecto a la eutanasia, Chomalí comentó que “las personas que están en el lecho de enfermo, que se sienten queridos, respetados […] acompañados de todo punto de vista, jamás se les pasa ni por la mente pedir que su vida termine”. Mencionando que las personas dicen: “hasta que diosito me lleve”. Con relación al aborto, el líder religioso destacó la existencia de instituciones que brindan apoyo “en todo sentido” a mujeres que atraviesan “embarazos complejos”. Aunque reconoce que estos son dramas “a veces terribles”, aseguró que “suelen terminar siempre con el niño en el brazo”. “Por lo tanto, lo que nosotros decimos es que no podemos solucionar problemas serios, complejos y difíciles a través de un acto de violencia, y el aborto y la eutanasia son un acto de violencia”, añadió Chomalí.
Ante esto, la Ministra Secretaria General de Gobierno, Camila Vallejo, destacó que la posición de la Iglesia sobre estos temas “es una posición que siempre se ha manifestado y que nosotros respetamos”. A pesar de las diferencias en estas posturas, la ministra enfatizó que “es una diferencia que no nos enceguece respecto de la enorme cantidad de coincidencias que tenemos”.
En esta línea sobre la actualidad nacional, Chomalí hizo hincapié en los recientes escándalos de corrupción en Chile, subrayando la indignación que generan al ver cómo algunas personas en el poder se benefician a expensas del bienestar público, afectando especialmente a los más pobres y socavando la fe pública y el Estado de Derecho. También se refirió a las próximas elecciones de octubre, dirigiendo un mensaje particular a los candidatos a cargos públicos sobre la importancia de fortalecer la dignidad política y el respeto hacia quienes piensan de manera diferente.
En cuanto a la delincuencia, Chomalí advirtió que “Chile no se acostumbra -y no se acostumbrará- a los descuartizados ni a los asesinatos a plena luz del día”. Afirmó que nuestro país “no se caerá a pedazos, aunque a veces nos lo parezca”, pero alertó sobre el riesgo de convertirse en rehén del crimen organizado. “Hoy nadie se siente seguro; nadie puede garantizar que no le harán un portonazo, un turbazo, una encerrona”, reflexionó.
