Aunque en la batalla comunicacional eslóganes como indultar a criminales de lesa humanidad y recortar 6.000 millones de dólares no suenan llamativos, es fundamental afirmar que calificar a Kast de “ultraderecha” es correcto porque define su proyecto político y su base.
Los clivajes políticos son un tema esencial para comprender la política, y es cierto que, tras el gobierno de Gabriel Boric, mucho ha cambiado dentro de la izquierda. Pero resulta paradójico, por no decir inconsecuente, hablar de falta de autocrítica desde un movimiento que cuando fue federación habló en el Congreso sobre el FES, en vez de atender democráticamente la controversia en el Consejo FEUC. Más grave aún: resulta contradictorio que un movimiento que afirma abogar por la palabra de los chilenos y la estabilidad apoye a un candidato que tiene un asesor llamado Jorge Quiroz, que generó un modelo de colusión y otro que sostuvo que “mejor la gente se vaya a trabajar” en vez de quedarse en casa ante la crisis de seguridad.
Resulta irónico considerar que dicha construcción teórica del clivaje viene de IdeaPaís, Tomás Mosciatti y un grupo de ideólogos, por lo demás, no tan imparciales. Se afirma: “No se dejen intimidar por el PC de Jara”, pero, simultáneamente, se acepta la presión de RN, UDI y REP. Así, su presunta neutralidad técnico-académica se desdibuja: en la práctica, herramientas académicas se emplean para orientar el debate político.
Si bien las dudas democráticas son útiles para mantener en constante revisión la plenitud de las democracias, planteo con seriedad: ¿quién dio el golpe de Estado? ¿Quién desea indultar a criminales de lesa humanidad? Profundizando: Kast se refiere a la dictadura como “gobierno militar”; en su juventud participó en la campaña por el Sí y, en 2017, declaró que si Pinochet estuviera vivo, votaría por él. ¿Por qué la izquierda sigue recordando una dictadura ocurrida hace 34 años? Porque problemas estructurales, como la municipalización de la educación, se originaron en la dictadura. Porque, ¿cómo puede darnos seguridades democráticas un candidato que apoya al dictador de Chile? Y es que es razonable desconfiar de su interés público si dudamos de su integridad.
Aun cuando la izquierda está en un proceso de reestructuración y renovación, esta misma se adscribe a un pacto transversal, que va desde la Democracia Cristiana hasta el PC, donde se respetan los principios democráticos expresados en la Constitución y se proponen medidas apegadas a la ley. Además, el pacto contempla mecanismos de autocrítica y medidas concretas, como la celebración de primarias para definir representantes. En suma, se propone una política proactiva, rápida y simple.
En el debate ARCHI, Kast propuso estudiar indultos, pero evitó precisar si incluiría a figuras como Krassnoff. En el programa Más y Mejor Trabajo (MyM), el punto 2 plantea estudiar medidas sobre las 40 horas, mientras que en otro pasaje propone la suspensión de la ley de 40 horas para las PYMES, lo que contradice sus declaraciones públicas. Además, desde su posición de candidato anunció un plazo de 92 días para regularizar o expulsar a inmigrantes en situación irregular, pero no detalló medidas concretas para su eventual deportación. Estos casos evidencian una política reactiva: plantea temas, evita precisiones y mezcla anuncios generales con propuestas inconcretas.
Se observa que muchas afirmaciones sobre Kast provienen de sus propias declaraciones; en cambio, la crítica a Jara se reduce principalmente a su militancia en el PC. Por tanto, el debate debe exceder las etiquetas binarias y exigir atención al contenido real de las propuestas y de las responsabilidades políticas. En definitiva: más allá de etiquetas, lo que importa son las propuestas, las responsabilidades y la coherencia política.
Gabriel Cáceres
Estudiante de College de CCSS
Militante NAU!