Sr. Director:
Me gustaría corregir públicamente a Antonia Navarro tras su carta publicada en este medio el domingo 2 de abril, Domingo de Ramos, sobre sus dichos respecto del aborto. Como católica, ella debiera saber que la oposición de la Iglesia al aborto no es una mera postura de sectores conservadores, sino doctrina asentada y reconocida en el Catecismo de la Iglesia Católica (2270 en adelante).
La enseñanza de la Iglesia sobre esta temática no ha variado desde los primeros siglos de su existencia: “El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral” (2271). El mismo Catecismo señala que “Con esto, la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad” (2272). Así, no cabe aceptación del aborto para un católico so pretexto de ser misericordiosos.
Esta semana, más que nunca, debemos reflexionar sobre el ejemplo de Jesucristo y su infinita donación al morir por nosotros en la Cruz. Si bien Él no excluye a nadie, pues incluso sabiendo que uno de los doce lo traicionaría, Jesús igualmente le invitó a participar de su Pasión, esto no significa que debamos seguir el ejemplo de Judas. Al contrario, escuchemos y sigamos a Cristo de verdad, en comunión con la Iglesia que Él fundó para la salvación de nuestras almas, lo que implica, entre otros, compartir y profesar el Catecismo de Su Iglesia y rechazar uno de los más graves atentados contra la dignidad humana.
Rodrigo Meléndez Barrena