Seis vehículos robados desde los estacionamientos en campus San Joaquín, un golpe millonario de computadores en la oficina del CADe y múltiples hurtos en Campus Oriente y Lo Contador. El 1er semestre del año académico dejó a más de 20 estudiantes como víctimas de robos de sus pertenencias. Desde El PUClítico se consultó a los encargados de seguridad de los cuatro campus ubicados en la Región Metropolitana, además de recoger distintos testimonios de los estudiantes afectados, para conocer el nivel de gravedad con el cual se han vivido los robos en la UC, y las medidas que se han tomado por parte de autoridades y representantes.
El vicepresidente interno, Carlos Ossandón, entró a la oficina del CADe para confirmar las sospechas de la directiva: su computador junto a otros 3 de sus compañeros habían desaparecido. Las cámaras de Casa Central captaron a un sujeto desconocido de mediana edad ingresando a la universidad por el Centro de Extensión, sorteando los torniquetes y los guardias del campus.
“Entró directamente a Derecho y no se detuvo. El Centro de Extensión estuvo muchos años sin control. No había ningún guardia ni en el mesón ni en el patio”, declara Ossandón. El sujeto habría salido a la Alameda presuntamente con los computadores avaluados en más de 4 millones de pesos dentro de su mochila.
Este suceso marcó el primer robo del año en las dependencias de la Universidad con estudiantes como víctimas. Aún era enero.
El pasado 16 de junio llegó un correo masivo a los estudiantes de la Universidad Católica informando que los robos de vehículos habían incrementado drásticamente. El mensaje contenía una lista con más de diez modelos — Mitsubishi L200, Toyota Hilux y Nissan NP300 por nombrar algunos— catalogados como “altamente vulnerables a robo”, y un llamado a la comunidad a colaborar en pro a la seguridad. Sin embargo, ese mensaje no ha sido el único reflejo de casos de robo y hurto que han ocurrido en distintos campus de la UC y que han significado una preocupación para el estudiantado y los representantes estudiantiles que han exigido apoyo por parte de la universidad.
Estragos en el estacionamiento de San Joaquín
San Joaquín ha sido de los campus más afectados por eventos que han implicado la vulneración de la propiedad de bienes personales de los estudiantes. Según las cifras entregadas por la administración del campus, a mediados de junio a El PUClítico, en promedio se roban uno a dos autos anualmente. Sin embargo, en este primer semestre fueron seis los vehículos robados desde los estacionamientos del establecimiento: en sólo un semestre, se han robado tres veces más autos que el promedio anual.
Vera Espinoza, administradora del Campus San Joaquín afirmó que en el primer día de clases de este año se robaron un vehículo. Al terminar esa semana fueron siniestrados dos más: “Vimos que la cosa había cambiado y nos obligó a tomar esta medida rápidamente y a cambiar un poquito el chip en relación con lo que veníamos haciendo, inclusive con lo que teníamos programado para este año”, asegura la funcionaria.
Algunos de los cambios implementados por la administración del campus San Joaquín fueron detallados en el correo enviado al estudiantado. Desde mayo de este año, se incrementaron las medidas de vigilancia y seguridad en los estacionamientos, además de exigir a los usuarios trabas en los neumáticos y/o volante, en el caso de no contar con un traba ruedas propio, la administración del campus debe facilitar uno a los estudiantes. De igual manera, se instó a los usuarios de los estacionamientos a utilizar la tarjeta TUC como medio de pago e implementar el uso de GPS y cortacorrientes como medida de precaución.
Espinoza detalla además que históricamente los delitos más frecuentes dentro de la universidad son aquellos que define como “evitables”, en los que el estudiante cumple con el rol de “facilitador”:“Es un descuido, son robos o hurtos de celular, mochilas, notebook o tablet. Diría el 99% de los casos, son donde el joven dejó [sus pertenencias] encima de la mesa y se fue a jugar ping pong”.
A pesar de lo anterior, ha existido una continua preocupación en el estudiantado por la exposición del campus y la vulnerabilidad que se siente ante posibles hurtos. En el grupo de Facebook de la universidad, Estudiantes UC, fueron realizadas 6 publicaciones asociadas a algún hurto ocurrido en los campus. De las declaraciones conocidas por el medio se identifican a más de 20 estudiantes como víctimas de robo en todas las dependencias de la UC. Los objetos más sustraídos son computadores y mochilas. Adicionalmente, según lo expuesto en el Consejo FEUC del pasado 20 de julio en el cual se abordó la situación de inseguridad en las sedes de la universidad, Lydia Carrasco —Consejera territorial por Surgencia en Educación— y Deborah Vásquez —Delegada CONFECh y estudiante de Pedagogía Media— afirmaron el estado de vulnerabilidad que se vive en la Facultad de Educación al estar tan cerca de la entrada del frontis del campus, por un lado, y la entrada que da acceso a la Clínica UC-Christus, por otro: “El último semestre se han dado bastantes robos ya que estamos en la entrada de san joaquín. Hemos reportado 3 a 4 casos de que han robado la mochila a compañeras que han estado ahí mismo”, aseguró Vásquez en el Consejo.
Una estudiante del campus San Joaquín —que prefiere quedar en el anonimato— cuenta haber sido víctima del robo de su mochila, junto a todas sus pertenencias que allí se encontraban, mientras se realizaban actividades en la Escuela de Odontología: “Dejé mi mochila en una de las mesas del patio. Pasaron algunas horas, yo diría una hora o hora y media, y fui a buscarla. Ahí me percaté que mi mochila no estaba, lo cual considero bastante extraño y les pido a mis amigas que me llamen al celular por si alguien se había llevado mi mochila. Les empieza a llegar el mensaje a las personas que me intentaban comunicar que mi celular había sido encontrado en tal ubicación que ingresara el código. Yo dije: ‘ya, me lo robaron’”.
Desde San Joaquín estiman que la población flotante, que es la cantidad de personas que entran y salen del campus, es de aproximadamente 30 mil al día, y del total entre el 80 y 90% entra por el acceso peatonal principal ubicado en avenida Vicuña Mackenna. Espinoza explica que la complejidad del tema de la seguridad, en parte, radica en que el campus de San Joaquín se concibió a sí mismo como un espacio abierto a la comunidad, que busca ser un aporte para las diferentes comunas. Sin embargo, de esta forma se dificulta la capacidad de control del campus:”Ha sido súper complejo movernos hacía el control, hemos avanzado lentamente y no ha sido fácil, porque a nadie le gusta que lo controlen”, comenta. Además, explica que como medida de seguridad realizan controles aleatorios en el campus, cuidando de no caer en la discriminación de a quién se controla y a quién no.
Vera Espinoza establece que los puntos más propensos a ser víctimas de la delincuencia son Ingeniería, Educación, Ingeniería Comercial y College. Al respecto, se consultó a Gerardo Feller, Consejero Territorial College de Solidaridad, por la situación de inseguridad que enfrentan los estudiantes de la UC y expresó críticamente la necesidad de que tomen medidas importantes al respecto: “Desde la Universidad se deben tomar las medidas necesarias para garantizar un espacio más seguro en nuestros campus. Sin duda es complejo, porque la situación de seguridad del país tampoco es favorable, pero por lo mismo, se requerirá de un esfuerzo mayor para poder tener un entorno más seguro en los distintos espacios de la Universidad”, declara el representante estudiantil, añadiendo que durante su periodo ha visto cómo “muchos estudiantes de College sienten temor a que les roben sus pertenencias en su propio campus, así como también muchos sienten miedo a ser víctimas de la delincuencia en sus trayectos, desde y hacia sus casas”.
Casa Central, el campus de la “Zona 0”
Estando cerca del metro Universidad Católica, en pleno centro de Santiago y en frente de la Avenida Libertador General Bernardo O’Higgins, Casa Central es un campus que a lo largo de los años se ha visto expuesto a varias situaciones de inseguridad por marchas: el año pasado fue común la sensación de exposición e inseguridad ante eventos de acoso ocurridos en estaciones de metro y por protestas ocurridas en el frontis de la sede.
Un evento que marcó un antes y un después en el campus fueron las movilizaciones de octubre del 2019. Desde seguridad de Casa Central comentan que la implementación de torniquetes en los distintos accesos del campus, debido en primera instancia al estallido social de 2019, han permitido un mayor control de las personas que ingresan. Si bien los encargados de administración no accedieron a dar una respuesta formal, declararon que —al menos en lo referido a delitos de hurto y robo— la cantidad de hurtos al interior del establecimiento se ha vuelto casi nulo y, al igual que la administración de San Joaquín, apelan al descuido de pertenencias por parte de los estudiantes, aludiendo a la gran cantidad de objetos encontrados posteriormente son recepcionados en las oficinas de cada facultad.
El acceso este del campus, mediante el Centro de Extensión, no cuenta con torniquetes de entrada. En cambio, hay un guardia ubicado en el pórtico.
Cuando el Centro de Alumnos de Derecho sufrió el robo de sus laptops de uso personal intentaron buscar ayuda con la Administración. El vicepresidente interno ha declarado que desde el CAde “no estuvieron satisfechos con el proceder de la administración ante su caso en particular”, debido a las pocas medidas ofrecidas por la Universidad. Solamente se aconsejó a los estudiantes afectados a hacer una denuncia a Carabineros.
Es así como Ossandón decidió intentar recuperar los notebooks por él mismo. Mediante un localizador en uno de los computadores dieron a parar al Persa Bio-Bio donde no pudo encontrarlos, declarándose perdidos definitivamente: “El ambiente era muy hostil, se sabe que muchas personas van a buscar sus cosas robadas y los vendedores están preparados. No tenía sentido seguir buscando”, asegura.
Ossandón también afirma que, a pesar de estar notificada la seguridad del campus de la identidad del presunto autor del robo, dicho sujeto volvió tres meses después a la Facultad de Derecho donde fue identificado por estudiantes: “Seguridad lo retuvo por más de 20 minutos, pero por falta de atribuciones de la empresa de seguridad lo tuvieron que soltar antes que llegaran carabineros”.
“Nos consta que Casa Central está en pleno centro de Santiago donde pasan estas cosas cada hora. Me dió un poco de impotencia que en nuestra propia oficina nos hayan robado, porque es nuestra segunda casa”, declara Ossandón por el delito sufrido en contra suya y de otros tres de sus compañeros.
No solo en los patios: los hurtos en las salas de clase de Oriente y Lo Contador
La situación es parecida en Campus Oriente, ubicado en la comuna de Providencia donde, a pesar de presentar una cifra de robos menor en comparación a San Joaquín, también está abierto al público, obligando a los guardias a estar preocupados de todo aquel que entre. José Fuentes, uno de los encargados de seguridad del campus, señaló que solo ha existido un caso de hurto de bicicleta en la sede a través del método del “cambiazo”: se llevaron una bicicleta, dejando otra de menor valor en su lugar. El caso en cuestión, según seguridad del campus, ya está siendo investigado al ser llevado a un proceso judicial por parte del mismo estudiante afectado.
Si bien se destaca que los hurtos en el campus son pocos y se han evitado por medio de más rondas permanentes, cámaras y aumento de la vigilancia en los horarios punta de flujo de personas, hay espacios de menor acceso por parte de seguridad del campus. En efecto, habiendo incluso una coordinación permanente con el área de Seguridad de la comuna de Providencia (Nro. 1414), el hurto en salas y aulas son espacios en los cuales, según declaraciones de seguridad del campus, estos no tienen el mismo acceso a las salas de clases, no hay cámaras en aquellos sectores y pasa a ser responsabilidad de los mismos estudiantes el cuidado de sus pertenencias.
Dado que Oriente alberga carreras tales como Teatro, Arte e Interpretación Musical, es común que el estudiantado por necesidades académicas deba dejar sus pertenencias en algún espacio de la sala para poder desempeñarse adecuadamente en las clases. Así lo declaró también Lupe Sepúlveda, copresidenta del Centro de Estudiantes de Teatro, quien en el Consejo FEUC del pasado 20 de julio, aseguró que varios de los hurtos que han ocurrido se dan en actuación y sobre todo en los camarines, pues en esos espacios de dejan bienes personales, añadiendo que los pasillos del Instituto de Música “no tienen cámaras”.
El espacio de la sala de clases no es de fácil acceso y control por parte de seguridad del campus, dificultando las labores de vigilancia y resguardo. Se recomienda a los estudiantes “cuidar sus pertenencias (…) porque si bien este es un campus abierto al público, nosotros tenemos que andar preocupados de toda la gente o delincuentes que andan robando, y si uno como usuario o particular no se preocupa de lo propio difícilmente nosotros vamos a saber de quién es este bolso, de quien es esta mochila”, declaró el encargado de seguridad. Sin embargo, se enfatizó que los hurtos son “casos puntuales que se han minimizado al máximo”.
Desde seguridad de Lo Contador se señaló que los hurtos son poco frecuentes, habiendo alrededor de cinco desde inicio de semestre, pero que no se trata de una situación recurrente al ser un campus pequeño y de acceso más difícil que otros campus.
Antonia Farías, estudiante de Diseño, cuenta haber sido víctima del hurto de su mochila en periodo de clases: “Cuando a mi me lo robaron fue en clases, estamos en taller y somos como 100 alumnos y estábamos haciendo una actividad en clases y luego teníamos que ir a colgar esta actividad a fuera al pasillo, literalmente al otro de la pared. Estuvimos un rato afuera, menos de una hora, y onda ayudantes, profesores, todos dejamos nuestras cosas dentro y dijimos ´ni cagando nos roban las cosas, es un espacio seguro la sala de clases ́. La cosa es que se metió un externo y se robó tres computadores. Fue súper penca, después hablé con la administradora del campus y me dijo que no se podía hacer nada y la dirección dijo lo mismo, en verdad una lata”.
¿Qué medidas se han tomado?
Desde la administración de San Joaquín señalan que para brindar cualquier tipo de apoyo a la víctima, se debe haber realizado una denuncia formal en Carabineros. En el caso de hurtos menores, se le recomienda al estudiante realizar una denuncia, y en el caso de robos de vehículos es exigido: “Lo llevamos en auto a la comisaría, lo acompañamos, -entregamos- todas las facilidades, pero la verdad es que tienen que poner la denuncia. Ahí nosotros nos hacemos parte con nuestro equipo de abogados”, explica Vera, además agrega “estamos disponibles al 100%, si llega una chica que le robaron la billetera, aunque sea en el metro y no tiene cómo irse, nosotros nos vamos a asegurar que llegue bien a su casa”.
Lo mismo ocurrió en el caso de la estudiante de Odontología, quien explica que ante el robo de su mochila la universidad no se le entregó ningún tipo de respuesta, a pesar de seguir con el protocolo establecido: “A la mañana siguiente después de ir a hacer la denuncia , voy a la universidad a hablar con la directora y me dicen que lamentan mucho la situación”.
Josefina Edwards, Directora de Administración y Servicios UC, recomendó durante el Consejo FEUC del pasado 20 de julio que, ante cualquier caso de hurto o robo dentro de algún campus, en lugar de buscar al guardia más cercano, el modo de proceder es directamente con el número de emergencias 5000 para realizar el proceso de aviso dentro de la universidad. A pesar de los relatos que representantes expusieron, Edwards fue enfática en afirmar que, según los indicadores que desde Administración poseen, los casos de hurto denunciados formalmente no debieron haber aumentado durante este primer semestre.