Durante más de una década, la derecha universitaria ha ganado solamente una elección en la FEUC. Pero ¿cuáles son los motivos? ¿son como lo plantea la izquierda; la desconexión y la falta de conciencia social o la supuesta actitud negacionista del MG? o ¿nuestros ideales y valores morales son inferiores a los de NAU? La respuesta es sencilla: nuestro desempeño electoral no guarda relación alguna con los motivos mencionados anteriormente. La izquierda ha logrado su cometido al señalarnos como los antagonistas de una narrativa que ellos mismos han instaurado como una verdad irrefutable. Esta narrativa, que finalmente se ha vuelto predominante, se debe en gran parte al posicionamiento de NAU en la FEUC y prácticamente en todos los organismos de representación estudiantil.
La izquierda, en su conjunto, ha sido astuta, organizada y estratégica. Han logrado unirse en un bloque sólido y cuentan con un séquito de medios que les permiten difundir sus ideales. Esta disciplina y orden que caracteriza al Frente Amplio universitario es lo que les permite ganar elecciones, pero hay un factor adicional: la absoluta fragmentación y actitud temerosa de la derecha universitaria.
Hace años, Avanzar se presentó como una alternativa de centro liberal, siendo refugio para quienes no compartían los valores más conservadores de la derecha y para los estudiantes que no concordaban con las posturas más radicales de la izquierda. No obstante, la derecha se ha visto más perjudicada con la aparición de este movimiento, ya que cuando Avanzar está presente en la papeleta, el sector pierde una cantidad significativa de votos. Aquellos que se identifican levemente con algún valor de derecha se encuentran repartidos en tres movimientos diferentes, lo que dificulta enormemente ganar la directiva FEUC y, aún más, conseguir representantes en el consejo FEUC, esto con el sistema electoral actual de la UC.
Adicionalmente, los movimientos que dicen representar a los estudiantes de derecha, como Solidaridad y el Movimiento Gremial, parecieran estar constantemente en una situación incómoda, donde temen ser cuestionados o incluso funados por defender nuestros ideales, tal es así, que los dirigentes de dichos movimientos actúan de forma dubitativa o se retractan con algún tipo de declaración horas más tarde de expresar su legitima opinión. Parecemos ser incapaces de tomar una posición ofensiva y estamos constantemente defendiéndonos o retractándonos de aquello que decimos o pensamos, lo que no hace más que mostrar debilidad, falta de coherencia e ineptitud.
El dilema es evidente. Aunque no hay salidas sencillas, las soluciones están puestas sobre la mesa. Los movimientos de derecha en su conjunto deben optar por una sola lista que se presente en octubre, con el compromiso de respaldo e incondicionalidad por parte de los movimientos que no estén en la papeleta. Por otro lado, debemos recuperar los espacios donde no somos populares debido a los prejuicios sobre nuestro sector, y eso no se logra tan solo repartiendo panfletos de color rojo o naranjo en los distintos campus de la universidad, esto se logrará levantando la voz, dominando la dialéctica y el don de la palabra, y por supuesto, construyendo una estrategia electoral sólida.
Como dijo un reconocido físico alemán: “Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.
Tomás Ubilla
Estudiante de College en Derecho