Ad portas de la elección a presidencia de la FEUC, aparecen los movimientos políticos a prometer incesantemente un futuro mejor para la universidad, pero también para el país. ¿Cómo sería posible aquello? Si desean el cambio, deben observar a su alrededor, buscar instancias para preservar el respeto por el otro. ¿Cómo es posible que se acepten comentarios irrespetuosos para quienes viven una situación económica vulnerable? Chile se mueve gracias al conjunto de trabajadores esforzados que buscan lo mejor para ellos y sus hijos, ¿acaso algunos viven en una burbuja que no les permite ver la realidad?

Los comentarios constantes en páginas de confesiones incitan a que algunos no sientan la universidad como un espacio seguro, debido a su color de piel, por ser de escasos recursos o por tener un mal desempeño académico (a pesar de que fueron víctimas de una educación que no le importa cuánto aprendas, sino que pases de curso para tener el “cartón de cuarto medio”). ¿Por qué no se preocupan de incrementar programas de inclusión y nivelación académica? ¿Por qué sus promesas son para el momento? Prometan y sean realmente el cambio, prometan y sean historia, ¿o acaso nunca quieres quedar mal con nadie?

Catalina Acevedo

Estudiante de Ciencia Política

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