Señor Director:

Como es habitual, al terminar septiembre, comienzan los banderazos a primera hora y los patios se llenan de lienzos, poleras de colores, stands y las personas más simpáticas del mundo: los políticos universitarios.

Todos estos signos y apariciones hablan del caminar de un gigante: llegaron las elecciones de la FEUC. Este proceso electoral, durante años, ha servido de ejemplo para el país, al tener altas cuotas de participación, debates de alto nivel y campañas dignas de candidaturas en la política nacional. Y es que la escuela política de ‘la católica’ es tal vez la mejor que existe.

Debemos recordar que muchos presidentes de la federación y sus equipos han logrado alcanzar altos cargos en la política chilena hasta hoy, y que en esta universidad nace una parte de lo que se ha convertido en la corriente política más exitosa del último siglo, el Frente Amplio (exitosa en el sentido político; recordemos que sus principales figuras brillaron en 2011 y, en tan solo 11 años, llegaron a la presidencia).

Sin embargo, hace ya bastante tiempo venimos hablando de la baja participación, el desconocimiento del trabajo realizado por los movimientos políticos, la poca motivación para participar en las instancias de representación estudiantil y lo que podría percibirse erróneamente como una barrera de la universidad al desarrollo de la actividad política. Pareciera que la época dorada ha terminado.

Aunque quisiéramos asociar estos síntomas a una enfermedad política que se vive a nivel país, donde basta con ver las últimas encuestas que evidencian el radical desinterés en las elecciones municipales de 2024, la verdad es que la UC cumple un rol fundamental en la creación y desarrollo de la ‘nueva política’ y en reencantar a Chile con la política.

El gran éxito de los políticos de la UC en la política también implica que las buenas y malas costumbres de la forma de hacer política universitaria se trasladan a la esfera nacional. En los años que vienen, todos quienes hemos participado o participan en la política de esta universidad tenemos la responsabilidad de impulsar el ejemplo de cómo hacer una buena política y gestar un mejor enfoque territorial, donde la ideología sea objeto de debate, pero las personas sean el centro.

Durante este proceso, es imperativo que los estudiantes acudan a las urnas a ejercer su derecho a voto para motivar una cultura cívica que parece estar perdida. Es momento de que los movimientos y partidos políticos decidan si quieren quedarse en la pelea chica, que ahuyenta al electorado y no genera cambios, o si quieren volver a conectar con las personas usando ideas innovadoras, debates de calidad, trabajando no solo en campaña, y creando una mejor universidad para los estudiantes, docentes y funcionarios.

Raúl Cisternas Neira.

Ex-Candidato FEUC

Candidato a Concejal por Puente Alto

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