“Para mí la cancelación es eso, es violencia pura. O sea, la universidad es el espacio del uso de la razón (..) no puede ser el espacio donde se trencen disputas de este tipo, donde las opiniones quieren pasar por arriba de las demás”, declara nuestro nuevo rector Juan Carlos de la Llera, asegurando que dentro de la universidad no puede haber una jerarquía de opiniones, pero al parecer eso solo aplica cuando les estudiantes reprochan los dichos de la Directiva FEUC. 

Sus palabras operan bajo una lógica de supuesta neutralidad racional que siempre beneficia a quienes detentan el poder institucional. Usando una retórica de la “objetividad” para invalidar demandas históricas. ¿Acaso la democracia universitaria se reduce a un cheque en blanco para ignorar a las mujeres y disidencias? 

¿Qué define, entonces, una “opinión racional” en esta universidad? Pareciera que, para el rector, sólo lo son aquellas posturas que no desafían el statu quo. Cuando estudiantes salen a cuestionar opiniones y políticas que afectan sus derechos fundamentales, se las acusa de “cancelar”, pero cuando una autoridad —desde su posición de influencia— deslegitima sus reclamos, eso se presenta como “diálogo”. La manifestación de ese día miércoles no fue un arrebato de opiniones irracionales, como pareciera sugerir el rector, fue una respuesta a una agravación cronológica de los actos y dichos de la Directiva FEUC. Desde ignorar la maternidad deseada hasta promover proyectos como la “sala cuna universal”, menoscaba y marginaliza a mujeres y disidencias, dentro de estas nuestras compañeras estudiantes de pedagogía —estudiantes de esta misma universidad señor rector—, limitando sus oportunidades laborales de ser aprobado el proyecto de ley y perjudicando a las mismas niñeces que quieren “proteger”, que, sin una educación y cuidados dignos, son elles quienes terminan pagando el costo.

Si está universidad es realmente el espacio de la razón, exijamos coherencia: convoquen mesas de trabajo con colectivos feministas y estudiantes de pedagogía, en lugar de criminalizar la protesta. Que está institución, formadora de futuras líderes y profesionales, no tolere discursos que limiten la autonomía corporal o laboral de las mujeres.

El doble estándar es aún más grave, porque la universidad no es una burbuja abstracta de ideas: es un territorio donde conviven realidades materiales. Hablar de maternidad deseada no es un ejercicio retórico: es exigir condiciones concretas para que estudiantes y trabajadoras no sean expulsadas del sistema educativo al quedar embarazadas. ¿Dónde está la racionalidad en ignorar y negar esta urgencia?  

La verdadera violencia no está en quién alza la voz, sino en quienes, desde el poder, insisten en callarlas.

Mara Navarrete Parada 
Estudiante de Trabajo Social 
Militante del Frente Amplio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You May Also Like

Falta de comunicación

Estimado director, Si tuviese una moneda por cada “¿Para que votar si…

Alteración de juicio de realidad

Estimado director, En psiquiatría y psicología al finalizar la primera entrevista clínica…

Plebiscito y desinformación

A más de una semana de transcurrido el plebiscito de salida por una nueva constitución, los resultados de esta aún dan de qué hablar. Y es que la diferencia entre el Rechazo y el Apruebo fue sorpresivamente amplia y, así como en cualquier elección, los ganadores celebran y los derrotados se lamentan.

Tarjeta en impresión.

$89.600 pesos. Esa es la suma exorbitante que ha gastado cada novate…