Tras la confirmación del paso de los candidatos a la presidencia, Jeanette Jara y José Antonio Kast, exestudiante y gremialista de nuestra universidad, nuestro deber como alumnado es presentar una opinión crítica frente a las eventuales medidas que se tomen durante el próximo gobierno.
Hoy más que nunca, Chile necesita a alguien que pueda mirar los problemas con altura, entendiendo la profundidad de lo que vivimos como país. Desde la delincuencia hasta la falta de trabajo y el aumento de la pobreza, los desafíos no son pocos. Somos parte de una generación que estudia en una de las instituciones más influyentes del país, la Pontificia Universidad Católica de Chile; un espacio del que han surgido varios líderes políticos, incluyendo a uno de los candidatos que pasó a segunda vuelta y a otros tres que fueron parte de la primera.
Por eso, debemos recalcar que los problemas de Chile deben tratarse desde la raíz. De nada sirve proponer aumentos al salario mínimo si mantenemos una tasa de desempleo que supera el 8 %, sin que se vean avances concretos para revertir esa tendencia. Tampoco basta con reforzar las medidas de seguridad si no abordamos la crisis ética que se vive dentro del sistema educativo y en la sociedad en general.
Las necesidades de Chile deben ser una prioridad real, y como futuros líderes del pensamiento nacional, tenemos el deber de ser parte activa de ese proceso. No podemos limitarnos a observar: debemos involucrarnos, opinar, analizar y proponer.
Además, nuestro compromiso no termina en las urnas. Como estudiantes, debemos ser gestores de una crítica constructiva y continua hacia el gobierno, cualquiera sea quien lo encabece. Ese es nuestro deber cívico y ético: acompañar los procesos políticos desde el pensamiento crítico, aportando a la discusión pública con argumentos, ideas y propuestas que busquen el bien común.
Así como los candidatos fueron en su momento estudiantes interesados en el futuro del país, hoy nos corresponde a nosotros asumir esa misma responsabilidad. Debemos participar, cuestionar y exigir que las prioridades de Chile sean claras: seguridad, educación y desarrollo social. Es tiempo de tomar posición y de elegir, con convicción y conciencia, al presidente que tenga la capacidad de liderar a Chile hacia el desarrollo económico y social que tanto se ha anhelado especialmente en el último tiempo.
Benjamín Reyes Rivera
Estudiante de College de segundo año