En el último tiempo, diversos grupos de estudiantes, tanto en Facebook como en WhatsApp han sido lugar para comportamientos de acoso, venta de drogas, facilitación de trabajos y mensajes de estafa. La moderación, juega un rol sumamente relevante en la expansión de estos contenidos.  

Es 4 de mayo del 2015. Cabezas agachadas colman una sala de clases. Aquellos alumnos rinden una prueba. El silencio se hace presente entre los estudiantes, pero, para un grupo selecto, el callar no implica falta de comunicación. La docente camina por la sala y, cuando ve a uno de los alumnos buscando certezas en una pequeña pantalla, decide pedir el dispositivo al alumno para examinarlo. “Asado familiar” se titula el grupo de WhatsApp, “dame la 9” es el último mensaje.  

«Les dije que era una vergüenza, que realmente repudiábamos el hecho y que sería castigado», declaró el aquel entonces decano de ingeniería, Juan Carlos de la Llera, frente a la cobertura mediática que recibió aquel incidente. La atención pública, sin embargo, se centró en el actuar de los estudiantes y no en el mecanismo usado para hacer circular la información. Así, parte de la esencia del problema quedó enterrada. Con el tiempo, el ciberacoso, la venta de drogas y la hostilidad encontrarían allí un terreno propicio para expandirse.  

Son más de una docena los grupos públicos, creados por y para estudiantes de la comunidad UC. En ellos circulan datos sobre profesores, ofertas de productos y servicios, además de respuestas a todo tipo de dudas vinculadas a la vida universitaria. En algunos casos, incluso se han convertido en un punto de referencia para quienes evalúan postular a la UC. 

En el último tiempo, con las nuevas actualizaciones de WhatsApp, han proliferado grupos de compraventa y de interacción comunitaria. Así, se han creado nuevos espacios estudiantiles. No obstante, también ha habido denuncias graves debido a la circulación de contenido que, en algunos casos, roza la ilegalidad. 

“Estudiantes UC”: un punto de partida 

Creado el 18 de marzo de 2012, en Facebook, es uno de los grupos más longevos de la comunidad UC. En él circula todo tipo de contenido relacionado con la vida universitaria: desde consultas sobre cursos y profesores, hasta la venta de entradas para conciertos entre estudiantes. Incluso, ha servido como espacio para difundir historias que se han vuelto parte del imaginario UC, como los mitos de los distintos campus o la popular historia del “chancho de Lo Contador”. 

Por su relevancia y alcance, que ha servido para dar visibilidad a los nuevos espacios creados en WhatsApp, El PUClítico conversó con Benjamín Espinoza, coordinador general de la FEUC y actual encargado del grupo Estudiantes UC. Según relató, cuando asumieron la administración “el grupo tenía poca evidencia de moderación”, por lo que decidieron convertirlo en privado “para tener más control del contenido” y exigir la respuesta a preguntas de seguridad, además de la aceptación de un reglamento.  

Espinoza recalcó que los administradores actúan “según los lineamientos de la Universidad”, y que desde que tomaron el control han debido enfrentar diversas situaciones. Aun así, subrayó que “al tener identificadas a las personas involucradas, a través de las preguntas de seguridad, se puede derivar de forma efectiva a los canales correspondientes de la universidad”. Entre los principales cambios que introdujeron, destacó la incorporación de moderadores externos a la FEUC, con alta participación en el grupo y, la eliminación permanente de usuarios que ofrecían trabajos u otros servicios contrarios a la integridad académica. 

Respecto a la difusión de otros grupos dentro de la comunidad de Facebook, Espinoza explicó que se trata de casos excepcionales, ya que el grupo cuenta con un espacio propio de compraventa. No obstante, debieron enfrentar la publicación de un grupo falso que organizaba supuestos sorteos. “Se hacían sorteos que eran falsos”, relató, aclarando que los responsables “no eran estudiantes de la comunidad e ingresaron antes de que nosotros tomáramos la moderación del grupo”. 

Por su parte, Valentina Donnay, consejera académica de College y moderadora del grupo Estudiantes UC, explicó que “cada solicitud se revisa manualmente, considerando la información que entrega la persona (correo UC, número de alumno, campus)”. Una vez dentro, agregó, se realiza un monitoreo constante de las publicaciones: “se revisa el contenido nuevo, lo que los miembros reportan como posible spam y también lo que podría no cumplir con las normas del grupo”. 

Según detalló, el criterio de moderación apunta principalmente a mantener un ambiente respetuoso. “Se elimina contenido cuando no hay un ambiente de respeto y cordialidad entre los miembros, cuando es spam, y especialmente en casos que vulneran el Código de Honor o la integridad académica. Intentamos ser muy claros en ese punto”, señaló. No obstante, reconoció que hay periodos —como la toma de ramos— en los que el flujo de publicaciones aumenta considerablemente, por lo que la revisión “se vuelve más flexible”. 

Lo cierto es que, pese a los esfuerzos de moderación, el grupo ha sido escenario de prácticas que vulneran gravemente la integridad académica. Allí, se han solicitado falsificaciones de certificados, así como ofertas de trabajo y servicios irregulares. En este contexto, cabe señalar que “Estudiantes UC” funciona como punto de partida: desde ahí se han difundido enlaces a múltiples grupos de WhatsApp, alguno de los cuales mantienen un clima de respeto y control, mientras que en otro proliferan el acoso y las prácticas ilícitas.  

Grupos de compra y venta: cuando la moderación no alcanza 

Dentro de la comunidad UC, uno de los tipos de grupos más comunes son los de compraventa. Estos varían según carrera y funcionan como espacios diferenciados en que los estudiantes pueden ofrecer y adquirir diversos productos.  

Sebastián Schittli, consejero Territorial de ingeniería comercial, es administrador de algunos grupos. Entre ellos destacan los grupos de derecho, ingeniería comercial y odontología. 

Sebastián es enfático al referirse a la historia y los objetivos que persiguen grupos como los que él administra: “a la gente le gusta comprar y vender cosas. Y desde ahí fui cachando que prendían, entonces fuimos creando grupos para cada carrera y algo que yo encuentro muy bueno (…) es que, por ejemplo, dependiendo de cada carrera también los grupos se adaptan”. Como ejemplo, menciona el grupo de ventas de odontología, según afirma, allí los estudiantes venden utensilios necesarios para la carrera.  

Entre las funciones que cumple el grupo, Sebastián destaca que incluso algunas personas han solicitado ayuda para contactar al número de emergencias 5000. Además, a través del grupo, se han difundido diversas iniciativas sociales. Según él, todos los contenidos se realizan en el marco de lo lícito.  

“Yo no sé cuál será, pero hay un grupo de la universidad que creo que está un poco enfocado en eso, pero los grupos de compra y venta no. O sea, está prohibido. De hecho, la gente no vende eso, para nada”, explaya Sebastián al rechazar que se ofrezcan pastillas en los grupos de compra y venta; aunque hay un mensaje, por ejemplo, que data del 9 de abril del 2025, que ofrece Samexid como un producto a la venta. 

Aquel medicamento —que se usa para tratar el trastorno de déficit de atención en niños— también es solicitado por los estudiantes en otros grupos. Un mensaje que data del 17 de marzo fue enviado al grupo de compra y venta de derecho. Otros mensajes muy similares han sido enviados a Mercado Gris UC, algunos incluso datan desde el 2024. 

El usuario “SN” y el grupo Libros UC 

Oscar Castillo Araya es administrador de Libros UC. El estudiante creó el grupo motivado por un ramo. Recuerda haber conversado con un profesor que había solicitado un libro de la biblioteca y que, motivado por no haber encontrado un ejemplar en el mercado, decidió simplemente no devolverlo. 

Oscar era cercano al docente, y se propuso como tarea buscar algún ejemplar del libro. Tal fue su compromiso, que en el camino decidió construir una comunidad de estudiantes de la Universidad Católica que se prestara para producir este tipo de intercambio. Primero fueron solo unos cercanos, después se fue expandiendo. 

El único incidente que recuerda Castillo respecto a la administración del grupo estuvo vinculado con un miembro que llamaremos como “SN”. En ese entonces, Libros UC era un grupo público al que cualquiera podía acceder mediante un enlace. SN se unió una tarde en la que Oscar trabajaba y no pudo estar pendiente del grupo. Durante esas horas se enviaron numerosos mensajes que, según él, incitaban al acoso y la violencia. En cuanto supo de la situación, Óscar lo expulsó de inmediato, luego de confirmar que acumulaba comportamientos similares en otros grupos.  

“Se fueron como 150, que es la mitad”, menciona Oscar al describir el impacto que tuvo la situación en la comunidad. Explica que decidió excluir al sujeto ese mismo día porque, según comentarios de los mismos estudiantes, “era un tipo que se dedicaba a eso (..) es un tipo que se mete a los grupos, sobre todo de la UC (..) a hacer ciberacoso”. 

SN registra acusaciones similares en otras plataformas. Un post en el Facebook de Estudiantes UC denuncia un intento de apropiarse del grupo Mujeres UC. Otro comentario advierte sobre el sujeto y los cambios frecuentes en su foto de perfil, con los que habría intentado reingresar a distintos grupos. 

Mercado Negro: El mercado más longevo en WhatsApp 

Constanza Matamala, bióloga con mención en bioprocesos y egresada el año pasado, administra un grupo llamado Mercado Negro. Lo creó inicialmente para vender algunas pertenencias, luego de que Mercado UC —un grupo de Facebook que cumplía aquel fin— fuera hackeado. 

“Una vez alguien estaba vendiendo Locos, y otra persona dijo que era ilegal venderlos debido a que el tamaño era menor al permitido por normas ambientales”, recuerda Matamala como uno de los pocos incidentes que ha afrontado en la administración del grupo. Constanza también es enfática con el fin que juntos persiguen en comunidad: “permitir el libre comercio, siempre bajo el respeto y tratando de mantener un buen ambiente para todos”. 

“Para moderar el grupo, tenemos dos aristas, por una parte, tenemos un equipo de 3 admins, incluyéndome, que tratamos de estar pendientes si algo se sale de la norma”, explica Matamala. La moderación actúa con fuerza ante cualquier incumplimiento de las reglas del chat, por ejemplo, cuando aparecen emojis de uva entre los mensajes.  

Los grupos de “Frutas” 

La venta de droga en los grupos de WhatsApp de la Universidad Católica son una realidad. Una investigación interna de la Universidad Central de Chile arrojó el uso de un código verbal y visual específico para la venta de este tipo de sustancias: frutas. Los resultados de aquella investigación fueron visibilizados por diversos medios, pero ninguno ha abordado cómo se vive la problemática en las universidades chilenas que encabezan los distintos rankings internacionales. 

“Resúmenes, fruta y verdura” es el nombre que recibe otro de los grupos de WhatsApp de la UC. Cuenta con un mecanismo que borra los mensajes cada 24 horas. En él los estudiantes no solo envían emojis frutales, también circulan expresiones como: “full activo hoy”, “alguien dely provi”, “escuela militar alguien?”. Las direcciones cambian, las palabras se deforman, todas las expresiones datan de septiembre del 2025. 

El problema resulta evidente. No solo se trata de una práctica prohibida por las reglas de la Universidad, sino que además no existe un mecanismo que permita constatar que todos los integrantes pertenezcan realmente a la comunidad UC. Esa falta de verificación impide asegurar la confiabilidad de los contactos y expone a quienes optar por comprar estas sustancias. 

La posibilidad de fraude académico en los grupos 

Otra situación que toma lugar en el variado mundo que nace en redes sociales que los alumnos construyen por y para la comunidad UC, es la de fraude académico; es decir, el presentar trabajos o evaluaciones que no han sido elaboradas desde la honestidad. 

Una de las cuentas que cuenta con difusión en Estudiantes UC, recibe el nombre de Lindey Asesoramiento Académico. El perfil es categórico con aquello que promete, sobre todo, en un post que acaba de cumplir 6 días de antigüedad: “asegura el primer examen, solución de trabajos, asesorías académicas y exámenes”. 

Otras publicaciones en el grupo se limitan a estudiantes que piden contratar servicios de alguien que les elabore algunos ensayos. Destaca, entre tantas solicitudes, la captura de una negociación inconclusa: 

—¿Cuánto cobra la clase? —pregunta una de las partes. 

—20 la hora —contesta un tutor. 

—Te quería hacer otra pregunta, ¿cuánto me cobrarías por hacerme una prueba solemne?   

—¿Cómo? —se extraña el tutor. 

—Que tengo solemne la otra semana (…) necesito salvar el ramo como sea. 

La captura cierra con el tutor rechazando la idea. El post incluye una breve reflexión: “Después tendremos profesionales que no saben por qué pasaron los ramos”. 

 Entre la corriente: “Hoy se come (dónde?): Datos de comida gratis en SJ” 

Aun frente a las situaciones expuestas, hay quienes han logrado hacer de la moderación una costumbre en las comunidades UC. Tal es el caso de un grupo cuyo chat se titula “Hoy se come (dónde?): Datos de comida gratis en SJ”, que se encarga de difundir información respecto a instancias en dónde se esté regalando comida.  

El grupo nació de manera espontánea. Javier del Valle, estudiante de Ingeniería y creador del grupo, solía aprovechar las actividades universitarias en que se regalaba comida y compartía esa información con algunos de sus compañeros más cercanos. Al ver a otras personas interesadas, decidió crear el grupo de WhatsApp.  

“Fue algo que nació super espontáneamente porque yo sabía que tenía la información, y gente quería la información por así decirlo”, menciona Javier al recordar los inicios del grupo. El ex vicepresidente de la FEUC afirma sentir cierta plenitud, no solo al saber que la gente aprovecha los datos que circulan, sino también al saber que aquella comunidad pacífica contribuye al “tejido social” de la misma universidad. 

“Está lleno, hay 1000 personas y no tiene casi ninguna necesidad de moderación la verdad”, explaya Del Valle al explicar que, de hecho, son las mismas personas las que repudian que los lineamientos del grupo sean pasados a llevar. Tal conducta puede parecer extraña, pero adquiere sentido si todos quienes forman la comunidad poseen comprensión de la razón que los convoca. 

Entre los distintos grupos, lo que cambia no es la herramienta, sino las dinámicas que se permiten. Así, dentro de un mismo espacio universitario conviven comunidades enfocadas en el intercambio cotidiano y otras que operan como mercados paralelos, con reglas propias y en ocasiones, poco claras. 

Comunidades acaban naciendo en los grupos de WhatsApp de la UC. Algunas alineadas por fines nobles, otras, simplemente por las necesidades que nacen en el ambiente universitario. Búsquedas que se hacen comunes. Tal vez, aquellos estudiantes que se enviaban respuestas a través del grupo “Asado familiar” buscaban lo mismo que aquellos que querían Samexid: rendir, o al menos, aparentar que se rinde. 

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