Este jueves, en la Radio UC, se llevó a cabo el debate en el marco de las elecciones de la FEUC 2023, donde los candidatos de Nueva Acción Universitaria, Avanzar, Solidaridad, y el Movimiento Gremial, estuvieron presentes. Para no alargar esta columna más de lo necesario, me gustaría comentar respecto a algo mencionado por la candidata de este último movimiento, Lucía Uriarte.
Aquí cito “Lo que pasó el 1 de septiembre fue una división a nivel país, pero finalmente lo que pasó el 18 de octubre fue que la violencia llegó a las calles, la violencia se apoderó de las personas”.
La candidata no se equivoca, el 18 de octubre si fue un ambiente en el cual se dio lugar a una gran cantidad de situaciones violentas, tales como estudiantes siendo brutalmente golpeados por carabineros durante varios días de esa semana, o más tarde disparando armamento no letal fuera del reglamento -que supone disparar a más de 15 metros, y al piso, cosa que no se cumplió en varias ocasiones-, los rumores sobre centros de tortura dentro de estaciones de metro -que se investigaron pobremente-, o las más de 30 muertes en el marco de esta protesta; 4 adjudicadas formalmente a uniformados, y 15 encontrados en lugares siniestrados.
La aspirante a candidata tampoco se equivoca sobre el 11 de septiembre y la división a nivel país que existió -y que todavía existe hoy en día-, pero es bastante inconsecuente considerar que solo el 18 de octubre es una fecha llena de violencia en las calles, en comparación al golpe de estado que se realizó en el ´73.
Durante septiembre y diciembre de ese año, 3179 personas fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos, de los cuales murieron o desaparecieron, gracias a agentes del estado, 1213 personas. Las cifras de militares muertos según el entonces dictador Augusto Pinochet fueron de más de 600, solo el 11 de septiembre, cuando oficialmente fueron 173 -62 de esos casos fueron a manos de los mismos uniformados por acciones de represión, malentendidos durante toque de queda, fuego cruzado, entre otros.
Mi intención con estas cifras no es minimizar estas muertes -cómo estoy seguro de que muchos creerán que intento hacer-, pero encuentro cierta similitud entre la intención de maximizar la violencia de parte de la entonces oposición, comparado con la realizada por las fuerzas del orden en ambas ocasiones.
No quiero que esta columna sea interpretada como un ataque a la candidata Uriarte, si no que espero que ella esté consciente de sus dichos y del daño que pueden hacer considerando todos los daños mencionados en ambas situaciones. No son hechos comparables, y no podemos tildar uno de “más nefasto” que otro, y considero una irresponsabilidad cómo aspirante a la presidencia de la FEUC, y más aún -en mi posición cómo estudiante de comunicaciones- una falta de respeto a Diana Frida Aron Svigilsky, Carmen Cecilia Bueno Cifuentes y José Eduardo Jara Aravena.
Benjamín Roque, Primer año de Periodismo