El pasado lunes 20 de enero, durante la celebración de la toma de posesión de Donald Trump, el multimillonario Elon Musk cerró su discurso con un gesto que evocó las simbologías de las dictaduras fascistas de la primera mitad del siglo XX. Más allá de lo polémico de la acción, resulta innegable que este episodio pone de manifiesto las amenazas que enfrentan las democracias liberales contemporáneas, en buena medida por los discursos populistas de líderes radicales. De hecho, el propio empresario sudafricano ha manifestado su apoyo reciente a la Alternativa para Alemania (AfD), un partido de extrema derecha alemana acusado de promover ideologías neonazis, el cual, lamentablemente, podría lograr buenos resultados en las próximas elecciones de ese país.

Hoy en día, la democracia parece encontrarse en un estado crítico. Su destrucción ya no ocurre a través de golpes de Estado clásicos, sino desde las mismas urnas. En los últimos años, hemos observado cómo liderazgos que representan amenazas claras a los valores democráticos han surgido en diversas latitudes y posiciones del espectro político. Viktor Orbán en Hungría, Pedro Castillo en Perú, Jair Bolsonaro en Brasil, Nayib Bukele en El Salvador, Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon en Francia son ejemplos de una tendencia que no distingue entre ideologías. En otros casos, la democracia ya ha muerto definitivamente: en Venezuela con Nicolás Maduro, en Nicaragua con Daniel Ortega o en Rusia con Vladímir Putin. En estos países, el fraude electoral descarado no tiene consecuencias reales, mientras la comunidad internacional parece limitarse a emitir comunicados condenatorios que carecen de fuerza efectiva.

El caso de Musk y Trump también va en la misma línea, y representan la nueva arista de los bordes entre la democracia y la oligarquía empresarial, y el cómo se erosiona el sistema democrático para ser funcional a los intereses de las grandes fortunas que poseen las redes sociales y medios de comunicación. Sus discursos y alegorías apuntan a una destrucción de las instituciones y limitaciones de las libertades, en beneficio de grupos radicalizados e intolerantes. Con esto no declaró una animadversión contra los empresarios, por el contrario, creo en la importancia que tienen para la economía y la vida en sociedad, pero es innegable que se han roto barreras para beneficiar grupos económicos específicos.

Para algunos, estos casos podrían considerarse excepciones o interpretarse como expresiones de la voluntad mayoritaria, sin representar una amenaza real. Sin embargo, un análisis más detallado revela patrones preocupantes: la destrucción sistemática de las instituciones, la vulneración de las libertades individuales y la persecución de grupos minoritarios son características comunes de estos regímenes. Sin ir más lejos, en Chile, figuras como Johannes Kaiser postulan principios similares y hoy se posicionan entre el segundo y tercer lugar en las encuestas de opinión.

¿Existe una solución para esta crisis? Por mucho que intentemos imaginar respuestas innovadoras, la realidad parece indicar que la mejor vía de oposición radica en la promoción de los principios liberales. Esto implica garantizar la justicia y la libertad como pilares fundamentales, así como fomentar la cooperación fraterna frente a la enemistad y el discurso del odio.

Hoy, los jóvenes tenemos un deber ineludible: defender la libertad frente a esta oleada autoritaria y populista. De lo contrario, podríamos ser testigos de la muerte de la democracia tal como la conocemos. Es nuestro momento de alzar la voz y actuar para preservar los valores democráticos.

Agustín Vidal-Cádiz

Estudiante de Ciencia Política

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You May Also Like

Falta de comunicación

Estimado director, Si tuviese una moneda por cada “¿Para que votar si…

Plebiscito y desinformación

A más de una semana de transcurrido el plebiscito de salida por una nueva constitución, los resultados de esta aún dan de qué hablar. Y es que la diferencia entre el Rechazo y el Apruebo fue sorpresivamente amplia y, así como en cualquier elección, los ganadores celebran y los derrotados se lamentan.

La minoría falsa

Estimada directora, Hace tiempo que ya somos conscientes, en particular las mujeres,…

Tarjeta en impresión.

$89.600 pesos. Esa es la suma exorbitante que ha gastado cada novate…