Un Fanzine es una publicación temática independiente que, típicamente, suele ser realizada por entusiastas de la cultura para entusiastas de la cultura. Fiel a tal primicia, nace Kurvozine, un proyecto impulsado por estudiantes universitarios que no solo expande sus límites creativos volumen a volumen; sino que, además, el día de hoy se halla traspasando fronteras: El fanzine, que solo se difunde en formato físico, ha sido seleccionado para exponer su trabajo en la feria Migra de Buenos Aires, una instancia dedicada a la difusión de arte impreso en que confluyen distintos proyectos editoriales del cono sur.
Es viernes 21 de marzo, son las 11 de la mañana. El equipo tras Kurvozine se encuentra sentado en una mesa, en el patio de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica. Hace tan solo algunos minutos, quienes dieron vida al proyecto exponían académicamente frente a un auditorio lleno; ahí, no solo solicitaron recomendaciones para incrementar el alcance de sus volúmenes, sino también, obtuvieron un espacio más para exponer su diversa obra. Ahora, sobre la rugosa madera de una mesa, algunos de los creadores del fanzine sacan de una carpeta unos cuantos volúmenes destacados; otros, se limitan a recorrer con la yema de los dedos el papel de sus creaciones.
— ¿Cómo llega Kurvozine a llamarse Kurvozine?
— Este proyecto nace el año 2021 en la Facultad de Derecho.
Quien contesta es Agustín Calcaño. Por un segundo, el ex estudiante de derecho aparta su mirada de la colección de volúmenes y despliega un poster: el volumen publicado por Kurvo para conmemorar el 50 aniversario del golpe militar.
“Cuando estaba pensando un nombre, se me vino a la mente esta contradicción entre lo derecho y lo curvo, como: ¿qué es lo contrario a lo derecho? (…) lo curvo”, expresa Agustín al referirse a un proyecto que, en palabras de él, nace como respuesta a la incomodidad que se vivía en la Facultad de Derecho frente a la ausencia de instancias culturales en “un espacio que era muy gris”.
Agustín, actualmente cursa las carreras de periodismo y estética. Él fue quien dio origen a Kurvo el año 2021 y, hoy en día, recuerda con especial afecto los orígenes del proyecto; en específico, aquel periodo de tiempo en que Kurvo organizó su primer evento aniversario, instancia que se realizó en un departamento vacío decorado con muebles de otra casa, con muchas personas que llegaron repentinamente, y con vecinos que arrojaron fideos crudos a las exposiciones para demostrar su descontento.
— ¿Qué sensación les genera a ustedes ser seleccionados para la feria Migra?
— Es una sensación muy especial, en cuanto a cómo este año empiezan a aparecer oportunidades que son muy grandes.
Quien replica, esta vez, es Ignace Della Faille, estudiante de psicología que se unió al proyecto en el volumen 5; una entrega que recuerda con cariño como “preciosa”, “color lila”, y para la que tuvo que recolectar lavandas en Santiago con el objetivo de que cada fanzine contara con una muestra única de la planta.
“Desde el año pasado apareció la inquietud de habitar espacios distintos a los que son universitarios”, explaya Della Faille al referirse a la expansión que ha vivido Kurvozine durante los últimos meses. Normalmente, el fanzine anuncia en sus redes sociales la fecha en que saldrá un nuevo volumen, junto a eso, también comunican en qué puntos de los diversos campus de la UC los estarán vendiendo; a día de hoy, el avance del proyecto los ha llevado a exponer y vender sus fanzines en instancias llevadas a cabo en lugares como el Centro de Cine y Creación, o la Biblioteca de Santiago.
“Fue una sorpresa reconfortante”, interviene Agustín desde otro punto de la mesa, añadiendo que para Kurvo siempre ha sido una inquietud el poder traspasar barreras físicas y territoriales, concepto que exploraron, por ejemplo, en el volumen 9, cuya temática era el correo. Para Agustín, la selección del fanzine obedece, no solo a la constante creatividad que exhiben las publicaciones, sino también, a un trabajo constante que lleva haciéndose desde hace 3 años y medio, y que ha significado la existencia de ya 13 volúmenes.
— Ya sea en lo monetario o en lo creativo, ¿supone un desafío para Kurvo asistir a Migra?
“El desafío es uno que hemos tenido desde el principio del proyecto, el financiamiento (…) nuestros fanzines en un principio eran gratuitos, después entendimos que para que un producto se autogestione hay que poder generar”, responde Della Faille, añadiendo que muchas veces, mantener el proyecto vivo ha requerido llevar a cabo acciones “no tan románticas” como la elaboración misma del fanzine: vender bidones de sangría, o hacer rifas, por ejemplo.
Otra dificultad que suele enfrentar Kurvo, yace en la reedición de sus volúmenes, pues según Della Falle y Calcaño, existieron entregas que a la hora de ser creadas utilizaron materiales sumamente específicos, exclusivos, difíciles de replicar; tal es el caso del volumen 8, por ejemplo, pues usaba trozos de cartulina española reciclados de una imprenta, rasgo que difícilmente podrá ser replicado en reediciones de la entrega.
— Kurvozine suele experimentar con distintos sentidos y sensaciones para sus volúmenes, un ejemplo se dio cuando elaboraron una entrega en base a llamadas telefónicas. Respecto a eso, ¿por qué es importante contar con arte que se experimente a través de diversos sentidos?
— Kurvo en sí, es una propuesta de mundo distinta, sobre todo en estos tiempos en los que lo digital está absorbiendo, no solo nuestra concentración, sino nuestra vida completa.
Quien contesta, desde el otro extremo de la mesa, es Joaquín Anza, estudiante de derecho que se unió al proyecto en el volumen 9. Joaquín recuerda haber estado fuera de Santiago cuando se publicó el primer volumen de Kurvo, no obstante, la idea le generó entusiasmo desde el principio. Anza guarda un especial cariño por el volumen 10, aquel que guardaba relación con la conmemoración por el 50 aniversario del golpe; e incluso, percibe cierta similitud entre la juventud que antaño protestó contra Augusto Pinochet, y la labor que ejerce Kurvo para con la digitalización invasiva: “así como la juventud se alzó a protestar contra los milicos (…) también Kurvo es producto de esta generación, de nosotros mismos, de una juventud que se cansó”.
Della Falle se suma a las palabras de Joaquín, y expresa que el trabajo de Kurvo, esa búsqueda constante de apelar a distintas sensaciones suele también dialogar con la nostalgia: “nosotros también reivindicamos medios que parecen estar obsoletos”, “estos espacios de encuentro, que ahora parecen nuevos, pero que siempre han existido”.
— ¿Qué impacto tiene en la comunidad universitaria, que se den proyectos como Kurvozine en espacios y ambientes donde todo está tan academizado?
—Kurvo le aporta a la comunidad universitaria un ejemplo de hacer y concretar las ideas y las pulsiones interiores, compartirlas y expandir esos sentimientos
Quien responde a la última pregunta es María de la Luz Gallego, estudiante de sociología que recuerda con especial cariño el volumen 9, en específico, el estar sentada en una cafetería seleccionando las obras que llegaron como respuesta a la convocatoria. Kurvo, al momento de elaborar sus fanzines, suele realizar llamados para que diversos artistas puedan publicar sus obras y; según María de la Luz, el material que les llegó para el volumen 9 fue especialmente enriquecedor.
“Lo que kurvo me ha enseñado, es el hacer, el atreverse. Tienes una idea, no pensar tanto si es demasiado buena, o demasiado difícil de hacer, es solamente hacer”, añade María de la Luz al reflexionar, no solo en torno al aporte que el fanzine genera en la comunidad universitaria, sino también, respecto a la huella que ha dejado en ella el trabajar en el proyecto.
Los miembros de Kurvo comienzan a guardar sus volúmenes destacados en la carpeta, antes de levantarse de la mesa, a cada uno se le pide que defina, en una sola palabra o frase, las expectativas que tienen para el futuro del fanzine. Anhelos indistintos se entrelazan. Suenan voces que no pueden separarse la una de la otra:
— Movilidad
— Imaginar mundos posibles
— Nuevas voces
— Rebeldía, rebeldía juvenil que tanto se requiere, y que viene a refrescar al mundo
Los miembros responsables del proyecto se levantan de la mesa, en 2 semanas más, habrán llegado a Buenos Aires. No solo llevarán consigo una maleta llena de fanzines, sino también, una firme creencia: que vale la pena luchar por el arte físico y su difusión, no solo por y para la contra cultura, sino, como un trozo de identidad y memoria.