Eduardo Fuentes, académico de la facultad de Química y de Farmacia UC fue reconocido con el prestigioso 2026 Early Career Research Award de la Sociedad Bioquímica.
El Académico de la facultad de Química y de Farmacia UC, Eduardo Fuentes, fue reconocido con el 2026 Early Career Research Award de la Sociedad Bioquímica, en reconocimiento a su sobresaliente y sostenido aporte en el ámbito de las biociencias moleculares.
En la universidad, Fuentes encabeza el Laboratorio de Bioquímica Redox, en donde centra su investigación en el impacto que tienen las especies reactivas —como los radicales y oxidantes— sobre las proteínas, específicamente en cómo alteran su estructura y función.
Fuentes postuló a distintos financiamientos externos para llevar a cabo su investigación, la que finalmente empezó a desarrollar en Dinamarca, en 2020. Aunque tenía pensado quedarse 2 años allí, su estadía se alargó hasta 2024, hasta que estuvo disponible el cargo que ejerce ahora en la Universidad Católica.
En Dinamarca, Eduardo tenía el objetivo de estudiar las proteínas de la leche y sus mecanismos de oxidación. Sin embargo, al investigar, se dio cuenta de algo: lo que observaba era muy distinto a lo que salía en los libros de ciencia.
En una entrevista con el PUClitico, Fuentes comentó: “Yo observaba hallazgos muy distintos. Entonces empecé a comparar estos sistemas diluidos -lo típico- versus estos sistemas más reales, la leche, por ejemplo. Donde la concentración de proteínas gasta 35 miligramos por ml y en condiciones diluidas se trabaja 10 veces más diluido que eso”. Con esta idea, publicó un paper, marcando un cambio de dirección de su investigación, donde estudió “cómo el hacinamiento molecular -que tiene que ver con la alta concentración de macromoléculas (proteínas) en un medio biológico-, puede afectar los mismos mecanismos que conducen a su modificación que generan las especies reactivas sobre las proteínas”.
Así, Fuentes comenzó a comparar estos sistemas más cercanos a las condiciones reales de la biología, publicando numerosos hallazgos que indicaban que la forma tradicional de estudiar las proteínas y las consecuencias de sus modificaciones podría estar alejada de la realidad celular. Sobre la importancia de este descubrimiento, el académico señaló: “Puede ser importante, por ejemplo, a la hora de buscar un biomarcador para alguna patología. (…) y este biomarcador indica un diagnóstico, pronóstico de dicha patología. Al estudiar esto, in vitro, es decir, bajo condiciones artificiales controladas en un laboratorio, puede que nunca se encuentre eso en una muestra biológica, entonces se necesita tener en consideración todos estos aspectos (…) porque es muchísimo más complejo”.
Lo que motivó a Eduardo en su proyecto fue acercarse a la realidad del producto, es decir, comprender qué es realmente la leche. Además, admitió que hubo un tiempo en que se alejó de la química de los alimentos, ya que trabajaba en el departamento de medicina, donde no tenía mucho contacto con esa área.
El académico busca generar un impacto en el estudio de los biomarcadores en el ámbito médico, identificando proteínas particularmente susceptibles a la oxidación, cuya modificación oxidativa derive en cambios funcionales que puedan tener consecuencias a nivel celular. También comentó que las células cancerígenas son mucho más resistentes a los insultos oxidativos, como lo es la quimioterapia. Por eso, encontrar marcadores que indiquen un aumento en la oxidación -o la formación de productos reversibles- es “súper crítico para conocer el estado funcional de la célula, básicamente”, señaló Eduardo. Conocer los mecanismos de adaptación celular permite avanzar hacia un diseño racional de terapias.
“Lo que yo busco es tratar de entregar las herramientas para un diseño racional de estrategias terapéuticas”, afirmó Eduardo sobre el objetivo de su proyecto.
Sobre el premio y su nominación, Eduardo recalca que fue un proceso muy largo. Quien se encargó de su nombramiento fue Michael Davis, su jefe en Dinamarca y un gran pionero en la producción de proteínas. “Él me propone con base en lo que opina de mis investigaciones y capacidades, luego soy evaluado por un panel y se hace una preselección de los nominados que pasan a segunda fase”, explicó Fuentes.
El bioquímico recibió la noticia de su pase a la segunda fase en enero, donde no se le comunicó nada más hasta 2 meses después. “En marzo venía regresando de hacer clases. Cuando veo un correo donde se me informa que fui seleccionado y que la información está en secreto hasta el 8 de abril, donde se hacía público todo”, relató el Académico UC.
Durante unas largas 3 semanas permaneció en silencio, solo pudo contarles a su esposa y a su jefe de Dinamarca. Finalmente, llegó el 8 de abril, donde la Sociedad Bioquímica publicó la noticia a las 9 de la mañana del Reino Unido. Al instante, comenzó a recibir las primeras reacciones a su logro: “Mis colegas se alegraron harto acá, también recibí muchas felicitaciones del extranjero gracias a los vínculos que he creado estos años”. Producto del premio, le otorgaron una medalla en un congreso y fue invitado a escribir un artículo de revisión enfocado en su línea de investigación.
Eduardo participó en un comité de jóvenes investigadoras fuera de Chile, donde trabajó en la creación de muchos programas de mentores. Para él siempre fue muy importante la divulgación de la ciencia en generaciones y la formación de personas.
El académico también brindó su opinión sobre la actualidad del rubro de la ciencia en nuestro país, destacando un gran nivel de preparación: “Soy un convencido de que la formación acá es de primer nivel, yo jamás me sentí en desventaja con mis compañeros en Dinamarca, de hecho, por mi formación química tuve la oportunidad de ayudarlos a ellos”.
También hizo hincapié en el nivel de preparación de sus colegas provenientes de la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago de Chile. Sin embargo, en materia de financiamiento y posibilidades, Eduardo admitió que existe una brecha si nos comparamos con países como Dinamarca. Reconoció que, con un acceso a mayor financiamiento de instrumentos, se podrían lograr avances tecnológicos de mayor valor, argumentando que: “Por ejemplo, en la facultad en Dinamarca tenían como 8 o 10 espectrómetros de masa de última generación, que es un equipo carísimo, aquí en la UC recién se compró 1 y creo que es el primero en Sudamérica, entonces ahí uno se fija en las diferencias”.
Eduardo no tiene ningún plan en específico para futuro: “Yo estoy feliz acá en la católica, básicamente es mi segunda casa. Volver acá y a esta facultad me alegró harto”, mencionó este mismo sobre su vuelta a Chile. Además, desea aplicar todos los conocimientos que adquirió en su estancia en Dinamarca en la sociedad chilena, con el propósito de ser un aporte al país.
Su actual ambición es sobre una investigación personal, pero considera que lo individual en la ciencia, como los premios que ha conseguido, no son tan importantes. Cree que la ciencia es un trabajo colaborativo y que todo debe realizarse en equipo. “Hace poco recibí un correo de una estudiante que tuve en Dinamarca, que me felicitaba por el premio, y yo como, oye no po’, si tú también colaboraste mucho, hiciste tu tesis en esta área, publicamos juntos, en verdad soy yo quien le debería estar agradeciendo a todos mis colegas”, expresó Fuentes.
Finalmente, el bioquímico sugirió a los estudiantes que aprovechen las distintas herramientas que tienen a su disposición, como la IA y el fácil acceso a la información que permite la tecnología, siempre y cuando aporten a que estos creen sus propios criterios de investigación y tengan un pensamiento crítico en cuanto a dicha información.
“Yo soy un convencido que si uno sigue lo que le gusta y le apasiona a su vida se hace mucho más fácil. Yo no tenía idea que iba a terminar haciendo una carrera académica. En la universidad yo no destacaba por mis notas o por participar mucho”, comenta Eduardo, agregando que lo importante no es competir contra otros, sino competir con uno mismo para ser cada vez mejor.