Señor director,

Ante la situación educativa en nuestro país, la brecha educacional que se evidencia con la rendición de la reciente PAES, constituye un problema persistente en nuestro sistema educativo que debe prescindir de enfoques unilaterales y reduccionistas.

Primero, es crucial reconocer que la falta de aprendizajes que se evidencia con el desempeño de los estudiantes no es únicamente el reflejo de una falla del sistema educativo, sino que responde a factores como las condiciones económicas, sociales y emocionales dentro de la realidad de cada estudiante, incluyendo a la familia como un elemento central.

En segundo lugar, es de especial relevancia abordar cómo los efectos adversos de la pandemia en la educación, ligados a la pérdida en la adquisición de contenidos disciplinares y de desarrollo de habilidades, evidenciaron y agudizaron las consecuencias de una base educativa deficiente, más no fueron el inicio de una educación de mala calidad.

Frente a esto, es necesario establecer medidas concretas que, ante la disparidad en el desempeño educativo entre colegios municipales y privados, se enmarcan en salir de debate paralizado y paralizante sostenido sólo en las esferas políticas y poniendo en el centro lo que ocurre dentro de las aulas, entendiendo la importancia de que docentes preparados puedan actuar con libertad dentro de sus salas de clases al implementar estrategias didácticas, que logre conciliar el proyecto educativo de los establecimientos con los intereses de los padres, que, desde principios rectores como la solidaridad y la dignidad, exigen tomar en cuenta los factores socioeconómicos, culturales y familiares que afectan a los estudiantes, buscando reducir la brecha desde su origen y generando así un verdadero impacto en el futuro de tantos niños y jóvenes.

Concibiendo la calidad educativa como un pilar esencial para el sólido desarrollo de la sociedad y subrayando la responsabilidad colectiva en la construcción de un sistema educativo equitativo y de alta calidad, la problemática descrita, refleja la urgencia de pasar de buenas intenciones a acciones concretas, abogando por un enfoque integral y a largo plazo es vital para mejorar la educación en nuestro país. Después de todo, el futuro de las generaciones venideras depende, en gran medida, de lo que seamos capaces de hacer hoy.

America Castillo

Coordinadora Interna de Solidaridad y estudiante de Pedagogía

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