El otro día, en una historia del Movimiento Gremial, aparecía Borja Yañez —candidato CONFECH por el mismo movimiento— con una chapita del actor Pedro Pascal. Me pregunto: ¿sabe el señor Yáñez, y su movimiento, que la familia del actor fue exiliada política durante la dictadura? Me parece una falta de respeto utilizar su imagen, obviando la historia detrás de la vida del actor y su activismo por la memoria y los derechos humanos.
Profundizando en mi molestia, el Movimiento Gremial no solo ha defendido abiertamente la dictadura de Augusto Pinochet, sino que fue partícipe activo de ella. Tal como el fundador del movimiento: Jaime Guzmán, no solo hizo oídos sordos y ojos ciegos mientras sus compatriotas eran asesinados y perseguidos por pensar distinto, sino que confabuló con la junta militar para redactar la constitución de 1980, a espaldas de la sociedad civil.
También es bueno recordar que, dentro del Movimiento Gremial, habían personas que colaboraron con agentes de la CNI, entregando a sus compañeros a los militares, quienes eran detenidos, torturados o desaparecidos. VERGÜENZA. Vergüenza debería darles decir que su movimiento se mantuvo en el poder a través de designaciones de la junta militar, no solo en el aparataje estatal, sino que también en nuestra FEUC y centros de estudiantes.
Hoy, esos mismos que instrumentalizaron la universidad para el espionaje, para montar campañas del terror y perseguir a sus compañeros, tienen la osadía de hablar de “desinstrumentalizar la CONFECH”. Es una burla. No se puede borrar esa historia: la historia de quienes han intentado borrar la historia y victimizarse.
Como ciudadanos y estudiantes, tenemos el deber de defender la democracia, los derechos humanos y la memoria. Por mí y por todos mis compañeros y compañeras que ya no están, presento a través de esta carta mi más profundo rechazo a un movimiento antidemocrático, elitista y cómplice como lo es el gremial.
Bastián Núñez Jara
Estudiante de Física
Militante del Frente Amplio