Estos días han sido difíciles. La partida de Fernanda, compañera de segundo año de nuestra facultad, y la de Nico, compañero de College de cuarto año, nos deja tristes y dolidos, pero también reflexivos. Al respecto, quisiéramos compartir una reflexión con ustedes.
Llama la atención lo temprano que llegó el final de su camino, y un pensamiento común al que uno tiende es preguntarse: “¿Qué habría sido de ellos cuando más grandes, qué aporte hubieran hecho al egresar y cumplir más años?” Y la verdad, es que una pregunta similar surge al pensar en el futuro personal: “Cuando ya me encuentre en el mundo del trabajo, ¿cómo podré contribuir a la sociedad/empresa/Chile?”
Pareciera que pensamos que solo al egresar y entrar al mundo laboral llega el momento de aportar, y que ahora al estudiar nos encontramos únicamente en un proceso de “preparación”. Pero aportar no tiene fecha de inicio, si soñamos con ser profesionales y personas integrales, es ahora cuando debemos ponernos en marcha. Cualquier sueño grande inicia con los actos pequeños del día a día. No esperemos a un futuro incierto, a ser quien queremos ser.
Ayudar a mi compañero con un ramo que le cuesta, regalarle una sonrisa a los demás en el pasillo, agradecer a los auxiliares, administrativos y profesores por lo que hacen, participar de un voluntariado social o de una iniciativa estudiantil de apoyo, escuchar con atención a los demás y estar atento a si alguien se ve bajoneado y necesita ánimo. Pocas cosas se pueden decir con certeza, una de esas es que no existe mayor fuente de felicidad que hacer feliz a los demás.
A veces las tareas del día a día nos hacen olvidarnos de eso, centrándonos en nosotros mismos, y es ahí cuando debemos reaccionar; sacar la mirada del ombligo y alegrarnos por la bonita oportunidad que se nos presenta todos los días de hacer feliz a los demás. Es un regalo diario, y está al alcance de cualquiera abrirlo o no.
Recordemos a Nico y Fernanda por todo lo que hicieron y no por lo que les “faltó” por hacer. Sin duda su vida fue mucho más que una “preparación”, y eso debe confortarnos e inspirarnos.
Su partida repentina expone la fragilidad de la vida, y se hace necesario preguntarnos: “Hoy, siendo un estudiante universitario, ¿Qué aporte quiero hacer a los demás?”
Centro de Alumnos Administración y Economía
Facultad Ingeniería Comercial