Estimada directora:
Como amante de los conciertos y de la música en general, el otro día me puse a reflexionar acerca de uno, el cual tuvo lugar este martes 12 de agosto, a eso de las 17:00 horas. Una conocida cantante del género urbano Akrilla dio un concierto gratuito en la explanada del museo de la memoria con el motivo del próximo festival de música, el tan conocido Lollapalooza. Sin embargo, más allá de la artista o la gente que concurrió al lugar, se ha generado un debate en los comentarios de la publicación del evento, cuestionando si está bien o no, hacer eventos musicales en un recinto tan delicado como lo es el museo de la memoria y los derechos humanos.
Más allá del evento en sí, el cual fue gratuito y reunió a una gran multitud de personas, el museo de la memoria es un recinto conmemorativo y de respeto a las miles de víctimas, muertes y desapariciones causadas por la dictadura. En este sentido creo que no corresponde la realización de conciertos que no tienen relación alguna con el museo, ya que este es un espacio de reflexión y conmemoración. Aun así, quiero reconocer a la artista por dedicarle unas palabras al museo: ¨Es un museo súper importante y felicitarlos porque siguen manteniendo en vida la memoria de nuestro país¨, para luego continuar con el show.
Creo que se pudo haber elegido otro lugar, como lo es el GAM o al aire libre, como lo hizo Lucybell en Plaza Ñuñoa, evento que fue organizado por la misma productora a principios de año o incluso, llevarlo a regiones. No creo que la artista sea el problema, ni debería de ser blanco de críticas (dejando de lado si te gusta su música o no), el problema viene desde la organización del museo que otorga el permiso para este tipo de eventos: pasan por alto todo el contexto mismo del recinto, haciendo de un lugar de silencio y respeto, uno de alboroto, algarabía y celebración.
Vicente Castillo
Estudiante de Antropología/Arqueología