Lo inhumano traspasó (hace tiempo) la fiesta más hermosa de Latinoamérica. No sólo los múltiples hechos de violencia en los estadios de la región, la crisis de los hinchas visitantes en Argentina (años sin su presencia en el torneo local), o las burlas de un equipo hacia otro en distintos contextos de fútbol profesional que terminan en riñas. Pronto podría hacerse parte del común de nuestras pichangas si como futboleros no nos hacemos conscientes. 

Lamentablemente el odio, el discurso de degradar al rival y la oda al menosprecio nos alejó, una vez más, de la alegría. Lo que pasó la noche del 20 de agosto nos invita a una reflexión más allá, es una pena enorme lo sucedido con los hinchas de la Universidad de Chile. 

Como hincha de Colo-Colo, jamás entendí el odio entre pobladores de un mismo mundo por identificarse con un club u otro, amo con grandes porciones de mi corazón a hinchas de otros equipos, y sufrí por la muerte injusta de los jóvenes Mylan y Martina, que no podemos olvidar. Las imágenes que circulan en redes, por lo demás, solo muestran horror. 

Y aunque existan cuñas, bromas, competencias y cierta picantería, la agresión no es tolerable. Hoy nos toca ver con profundo pesar que esta última se hace cada día más común en nuestras canchas. 

Nos queda claro una vez más que los hechos nos obligan a sentarse a pensar de manera urgente y profunda: ¿Qué pasa con el odio? 

Nadie debe ser violentado ni mucho menos morir por ir a disfrutar al equipo de sus amores, por ello, quisiera invitar a la comunidad de nuestra universidad a replantearnos cómo vivimos de nuestra pasión, incluso, ¿cómo, eventualmente, en nuestros trabajos y desempeño profesional podríamos aportar a que el fútbol vuelva a ser motivo de gozar? Nos corresponde como juventud, nos corresponde como futboleros, nos corresponde como personas. En mi caso, como estudiante de Administración Pública, pienso que el resguardo de la fuerza del Estado es clave en momentos así, y muy seguramente algún futuro colega ya se plantea cómo diseñar políticas que permitan simplemente disfrutar del juego. Sin embargo, extiendo la anterior invitación a cualquiera que le haga sentido como persona o estudiante, pues anoche varios nos fuimos a dormir con profundo dolor por lo acontecido. 

Bastián Mella
Estudiante de Administración Pública

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