¿Vivimos la peor crisis de la política universitaria? ¿Cuáles son las causas? ¿Quiénes son los responsables? ¿Cómo encontrar las respuestas? Con un panel valiosamente diverso, conformado por Tatán Joublan, Cristóbal Karle y Borja Yáñez, quien escribe esta columna, buscamos contestar estas preguntas en un programa titulado “¿por qué fracasa la política universitaria?” (disponible en YouTube). Creí meritorio compartir algunas de nuestras reflexiones.
En palabras de Cristóbal Karle, sociólogo e investigador del Instituto Igualdad, nos encontramos en la “peor crisis del movimiento en 120 años”. Aunque la UC se mantiene en una mejor posición relativa, desde la fundación de la FECh en 1906, “nunca antes había habido una proporción tan baja de estudiantes participando”. No obstante, para el autor de “Historia de la FEUC”, esta también es una crisis de las organizaciones representativas. Los sindicatos, partidos políticos, colegios profesionales y gremios empresariales ya no son el motor de masas que destacaron en el siglo XX. Hoy cuesta distinguir en la política nacional a dirigentes que hayan participado del mundo representativo, perdiendo un importante canal de mediación social.
Por su parte, Tatán Joublan, estudiante de Ingeniería y presidente de la FEUC, enfatizó como un problema la “falta de reglas” que a menudo se ve en la política universitaria. Cabría preguntarse, ¿qué tiene que hacer la CUT y el Colegio de Profesores en un espacio como la CONFECh? ¿Por qué los partidos políticos entran a las sesiones de una actividad estudiantil e inscriben a los asistentes en computadores? En la opinión del dirigente de Solidaridad, el movimiento estudiantil ha perdido autonomía y hoy la intervención partidista está costándole a los propios estudiantes.
Por mi parte, adherí absolutamente a su planteamiento. Siendo gremialista, efectivamente comparto que la instrumentalización de los partidos políticos ha provocado una “inflación” de temáticas. Engrosamos los petitorios, pero redujimos su efectividad.
Posteriormente, Cristóbal Karle agregó que el presidente de la FEUC tiene mayor competencia que muchos para opinar en el debate público, pues hablamos de una federación “por la que votaron más de 7.000 personas” y “debería poder hablar de lo que quiera” sin limitarse a temas específicamente universitarios. Por otro lado, comentó que el Colegio de Profesores sí tiene mucho que hacer en la CONFECh, pues comparten causas. Respecto de los partidos políticos, consideró que “hay que restarle dramatismo”, porque pueden tener elementos virtuosos, aunque las lecciones de la historia han demostrado que es preferible mantener grados mayores de autonomía, cosa que algunos partidos parecen desatender.
Contesté que debemos conocer nuestro “techo”. No saber distinguir entre la política competente y la política incompetente nos ha posicionado como un movimiento poco considerado por las autoridades. Con toda razón, si hablamos mucho de mucho, y proponemos poco de poco. No basta con gozar la autonomía de los partidos, también de sus causas. No es omitir demandas, sino delegarlas a sus órganos competentes, los cuales también podemos integrar. Por eso compartí con Tatán que “debemos volver a la educación”, pues es la urgencia más propia que tenemos en la actualidad.
En conclusión, los tres acordamos que vivimos en el peor momento del movimiento estudiantil, que se encuentra inserto a su vez en una crisis de los cuerpos intermedios. Reconocimos el valor de la autonomía universitaria, aunque en diferentes grados de tolerancia. Concordamos en que la educación debe ser nuestra gran bandera y nuestra política universitaria tiene mucho que decir al respecto. ¿Se acaba la crisis de la política universitaria? Dependerá de si logramos ponernos de acuerdo en un diagnóstico generalmente compartido, pues el barco no avanza si la brújula no apunta al mismo norte y cada uno visualiza sus propias estrellas.
Borja Yáñez Morales
Estudiante de Derecho