Estimada Directora:

Estos últimos días el mundo ha vivido momentos de importancia histórica. Por eso, me gustaría dirigirme a la comunidad estudiantil desde un lugar de reflexión. Hay veces en que los hechos superan nuestras creencias y se revelan momentos, historias y experiencias que antes podían parecer lejanas o incómodas.

Y entonces, llega el momento de entender.

Si antes no entendiste que sin la Cúpula de Hierro habríamos visto miles —quizás millones— de víctimas en Israel, este es el momento de entenderlo.

Si antes no entendiste que Hamás, Hezbolá, los hutíes e Irán no solo combaten a Israel, sino que quieren borrarlo del mapa, este es el momento de entenderlo.

Si antes no entendiste que Israel no es el final, sino el comienzo de una guerra declarada contra Occidente, este es el momento de entenderlo.

Si antes no entendiste que los civiles inocentes de Gaza no podrán vivir en paz mientras Hamás los gobierne, este es el momento para entender también que los civiles iraníes solo podrán aspirar a una vida digna cuando logren liberarse del régimen de los ayatolás.

¿Por qué ahora?

Porque, aunque duela, el silencio vuelve a ser protagonista. El silencio de los medios, de los organismos internacionales, de muchos defensores de los Derechos Humanos, ante las víctimas israelíes, que no son solo judías, hay también cristianas, árabes y musulmanas. Pero todavía estás a tiempo de mirar, con honestidad, lo que sucede en Medio Oriente.

En Chile, muchos medios han intentado simplificar lo complejo. Han presentado esta guerra como si fuera un capricho bélico de un país democrático, como si fuera una pelea territorial sin fin. “¿Qué quiere Israel?”, “No tiene explicación lógica”. Pero la verdadera pregunta es: ¿a quién le bastaría vivir al lado de quienes juran aniquilarte?

No estamos hablando de una guerra entre iguales. Hablamos de un país que quiere sobrevivir, que no busca conquistar ni eliminar a sus vecinos, sino protegerse de organizaciones terroristas financiadas por potencias que promueven la destrucción del otro como valor político. En Occidente, afortunadamente, esa lógica no reina. Pero, ¿nos da eso derecho a imponer nuestras lecturas cómodas sobre una realidad que no vivimos?

¿Cómo le explicarías a un iraní que hoy apoya a Israel —sí, hay civiles iraníes que lo han dicho abiertamente en medios como The Washington Post (publicado el 14 de junio del 2025)— que tú, desde la comodidad de tu universidad o lugar de trabajo en Chile, condenas esos ataques por una cuestión de ideología? Mientras no lo entiendes, hay quienes ven con esperanza la eliminación de altos mandos del régimen que los oprime.

No es fácil entender que haya civiles iraníes que respalden acciones de Israel. Tampoco es fácil entender que Hamás haya intentado impedir que la organización GHF entregara millones de raciones de ayuda a los gazatíes. Pero esa es la realidad. Lo dijo Eliyahu Yossian tras el ataque del 7 de octubre. “No se puede traer la cultura europea del sushi a Medio Oriente, donde se come hummus.” Es una metáfora dura, pero clara. En esa región no se habla de convivir: se habla de sobrevivir. No se habla de paz: se habla de arrodillar al enemigo.

La meticulosa operación en Irán marca un antes y un después. El liderazgo terrorista, que soñaba con avanzar hacia un proyecto nuclear contra Occidente, ha visto sus planes frustrados. Israel no solo carga con el costo estructural y humano de frenar esa amenaza: también carga con el peso del silencio internacional.

Y no me refiero a las autoridades o figuras públicas. Me refiero a ti, chileno o chilena, estudiante/trabajador/a que ha defendido la causa palestina con pasión los últimos años. Me refiero también a los noticieros que, después de la cuenta pública nacional, dedicaron más espacio a condenar a Israel que a hablar de los temas que afectan a los chilenos: salud, empleo, seguridad.

Tanto tú como los medios aún están a tiempo. A tiempo de dejar de lado por un momento la ideología para mirar con más información y más humildad la complejidad de esta región. Porque sí, lo que sucede tanto en Gaza como en Israel es terrible y nuestra sociedad debe velar por la vida y el bienestar. Pero hoy, con Irán visiblemente involucrado ante los ojos del mundo, es momento de entender la complejidad que envuelve a la región, porque no es solo sobre allá. Te incumbe a ti, a mí y a todo Occidente.

Micaela Tramer Swinburg

Estudiante Ciencia Política UC

Presidente FEJJ

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