Estimada directora,
No hace falta explicar que en una sociedad democrática el acceso a información de calidad no es solo un derecho, también constituye una necesidad para garantizar su buen funcionamiento.
Dado lo anterior, el reciente ataque de Israel en Gaza que dejó a seis periodistas fallecidos es un hecho que debe ser condenado sin matices.
El daño que ha ocasionado esta acción militar no se circunscribe al entorno de las víctimas directas y a ellas mismas, sino que también es un atentado a la humanidad en su conjunto.
El trabajo periodístico no está orientado a un beneficio privado sino que en su esencia es un bien público. Por lo mismo, incluso en las guerras existen normas destinadas a garantizar la seguridad de los profesionales de la prensa.
El mundo tiene el derecho a saber lo que ocurre en Gaza y para ello hay que proteger a las personas a quienes se les encomienda la arriesgada tarea de producir la información.
Desde los atentados del 7 de octubre Israel ha demostrado un total desprecio por el respeto a las normas del derecho internacional humanitario. Ante esta actitud no cabe sino seguir levantando la voz porque lo que está en juego al final es un principio ético y funcional para tener una existencia civilizada.
Centro de Estudiantes de Comunicaciones