En el marco de la semana chilena, la FEUC utilizó nuestra lengua en un evento sin pertinencia cultural, sin diálogo previo ni asesoramiento con las organizaciones y estudiantes indígenas de la universidad. Una vez más, se recurre a nuestras palabras como un adorno, como un recurso estético desvinculado de su historia, cosmovisión y significado profundo. Nos indigna que, en pleno 2025, sigamos siendo utilizados de manera superficial, mientras luchamos día a día por la inclusión real.
Como estudiantes indígenas, rechazamos toda práctica que hable por nosotras y nosotros sin respeto ni conocimiento. Exigimos espacios de diálogo genuino, con pertinencia cultural y participación activa de nuestras comunidades. A lo largo de estos años hemos visto cómo muchos proyectos vinculados a temáticas indígenas carecen de diálogo real, reproduciendo sesgos y discriminación. Esto no puede seguir ocurriendo en una universidad que dice promover la diversidad.
Algunos podrían preguntarse por qué, entonces, utilizamos el español. La respuesta es clara: no fue una elección libre. Fue el resultado de siglos de colonización y de violencia que obligó a nuestros abuelos y abuelas a ocultar su identidad y a cargar con silencios dolorosos. Nosotros hablamos español porque nuestras familias fueron forzadas a olvidar su lengua. Esa herida la seguimos llevando en la memoria y en el cuerpo.
Por eso, cuando denunciamos, no lo hacemos para “llamar la atención”, sino para defender nuestra dignidad. Nuestra identidad no depende de portar un Küpan o un Makuñ en los pasillos de la universidad, sino de la raíz profunda que nos une como pueblo mapuche. Con orgullo afirmamos que no vamos a permitir que nos sigan callando ni pasando a llevar.
Hoy ocurrió con nosotros. ¿Debemos esperar a que pase con otra comunidad indígena para reaccionar? No. Alzamos la voz por nuestras Ñuke, Chaw, Chezky, Laku, Kuku, Chuchu ka Reñma, por quienes resistieron en silencio para que hoy estemos aquí, y por quienes vendrán después.
Soñamos con una universidad que no repita lógicas coloniales ni reduzca nuestras lenguas a meros símbolos. Queremos una institución que se atreva a abrir caminos de diálogo verdadero, de reconocimiento profundo y de aprendizaje mutuo. Una universidad donde nuestras lenguas se respeten como herencia viva, donde la diversidad no sea un lema vacío, sino un compromiso cotidiano expresado en acciones concretas: participación en las decisiones, pertinencia cultural en las actividades y espacios seguros para todas y todos.
Ese es el desafío que dejamos planteado: construir juntos un futuro en que la diferencia no se tolere a la distancia, sino que se abrace y se valore como la riqueza común que somos.
Newenche y Trawün Tinkuy
Organizaciones de Estudiantes Indígenas de la UC