Escribo esta columna para expresar mi profunda preocupación por la falta de protocolos efectivos del Anexo 5000, evidenciada en un hecho personal ocurrido recientemente en Casa Central.

El miércoles 22 de octubre, mi hermana menor sufrió un accidente a las afueras de Casa Central. Al notificarme, acudí al lugar alrededor de las 19:30 horas y llamé al 5000 con la esperanza de que una enfermera pudiera asistirla. Sin embargo, se me informó que la enfermera había finalizado su turno a las 17:00 horas. Ante esta situación, solicité el documento del seguro escolar para trasladarla a un centro asistencial, pero por protocolo, solo la enfermera puede emitirlo. Al no encontrarse presente, no fue posible obtenerlo. Finalmente, mi hermana debió ser atendida de manera particular y, afortunadamente, hoy se encuentra bien.

Comparto este caso porque refleja una falla estructural en el protocolo del 5000. No es la primera vez que ocurre, y los estudiantes de la UC lo sabemos: el 5000 no funciona como debería. A menudo llega tarde o no ofrece soluciones adecuadas, algo especialmente preocupante considerando el lamentable suceso ocurrido en Casa Central hace un mes.

Hace más de un año, en mi rol de CT de Ingeniería Comercial, participamos junto a distintos representantes estudiantiles y centros de alumnos en el CoFEUC de abril con la directora de administración de los campus. En esa instancia, se nos explicó el funcionamiento del 5000 y se plantearon las mismas deficiencias que hoy persisten: la falta de enfermería en Casa Central, la lentitud en la respuesta ante accidentes e incluso los horarios de atención del 5000. Un año después, la situación no ha cambiado.

Es evidente que el protocolo del 5000 requiere una revisión y modernización urgente. Los procedimientos deben adaptarse al mayor flujo de estudiantes y actividades. La UC de hoy no es la misma de hace años, cuando probablemente se establecieron estos protocolos. Entiendo que la burocracia universitaria puede retrasar las soluciones, pero la seguridad no puede seguir esperando. Si es necesario contratar más enfermeros o paramédicos, debe hacerse. Ningún costo económico justifica el riesgo físico ni el impacto emocional que puede generar una emergencia sin atención adecuada.

Además, dado que la biblioteca de Casa Central extenderá su horario hasta las 22:30 horas, medida que valoro y felicito a la CS por lograr, la universidad debe garantizar la presencia de un profesional de salud durante todo ese periodo.

Hago también un llamado a los nuevos representantes estudiantiles a dejar de lado sus diferencias políticas y trabajar en conjunto por un tema que afecta transversalmente a la comunidad. Los estudiantes que ingresan a la UC merecen un espacio seguro donde estudiar, vivir su vida universitaria y desarrollarse plenamente.

Es entendible que los protocolos no se transforman de un día para otro, pero sí pueden comenzar a revisarse con decisión. Espero que dentro de un año no estemos leyendo cartas de nuevas fallas del Anexo 5000, sino que avancemos por una universidad más segura para todos y todas. Lo ocurrido podría afectar a cualquiera, y por eso debe abordarse con urgencia, responsabilidad y visión de comunidad.

Magdalena Bulnes

Estudiante de Ingeniería Comercial

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