Estimada directora: Acabamos de vivir una primera vuelta presidencial que nos dejó algo claro: Chile está totalmente polarizado.
Con dos candidatos tan contrarios, rápidamente aparece la campaña del terror de un lado y del otro: que con Kast los animales ya no tendrán derechos, que con Jara vamos a pasar hambre, entre muchos otros mensajes. Pero ¿qué tan probable es que todo eso ocurra? Este clima solo contribuye a polarizar aún más al país y a generar cada vez más desinformación. Personas compartiendo episodios del pasado del otro candidato, difundiendo propuestas que terminan siendo utópicas o sacadas de contexto. Y ojo, esto no es algo propio de un solo candidato en particular: pasa en todos lados, con el simple fin de que gane el candidato que se parece a nuestra ideología, sin mirar más allá, sin revisar sus propuestas, su experiencia, su realidad y, mucho menos, pensando en qué podría suceder si llega a ser elegido.
Considero que, en estas circunstancias y en cualquier elección —ya sea de senador, diputado, FEUC o CT’s—, no deberíamos orientar nuestro voto solo por ideología, sino por la persona, sus propuestas y su viabilidad. Si bien es obvio que las creencias de una persona pueden influir en lo que quiera hacer, primero deberíamos ver qué propone y cómo quiere llevar a cabo esos cambios de manera realista. El hecho de que un candidato tenga una creencia sobre un tema no significa que vaya a imponerla en todos, ya que un buen representante debería hacer lo que beneficie a la mayoría, ya sea en temas ecológicos, económicos o de políticas públicas.
Mi llamado, finalmente, es a informarse no solo en redes sociales o por la prensa, sino también a investigar: leer los programas, revisar la experiencia de los candidatos, ver qué han hecho y por qué lo hicieron. A no quedarse solo con la opinión de un amigo o un familiar, sino a generar una opinión propia en base a qué es lo que quiere cada candidato para el país, más allá de su color político.
Pablo Aguirre
Estudiante de Ingeniería Civil