Mi nombre es Gabriel, tengo 19 años y curso primer año de Pedagogía en Educación Matemática en la UC. Vivo como hombre trans desde mis 15 años (2020), iniciando el tránsito social y acompañamiento médico ese mismo año. 

En este proceso, tanto mis padres como yo, tuvimos múltiples sesiones para poner sobre la mesa nuestras inquietudes sobre esta importante decisión. Se me dejó en claro que, si bien había cambios parcialmente reversibles, la mayoría eran irreversibles. 

El acompañamiento me ayudó a tener más claridad con mi identidad de género. Gracias a este comprendí que no necesito hormonas ni operaciones para ser un hombre, pero sí las necesito para ser yo. 

Luego de un año de controles con estas tres profesionales, en agosto de 2021, a mis 16 años, se da luz verde a la testosterona. Cinco meses después, en febrero de 2022, logro cambiar mi nombre y sexo registral a través de tribunales, finalmente, en enero de 2023, a mis 17 años, me sometí a una mastectomía. Jamás he tenido problemas de salud relacionados; todo lo contrario, mi salud mental mejoró significativamente. Nunca he pensado en dejar el tratamiento. 

En cuanto al debate que se ha instalado estos últimos meses, considero que se está dejando fuera a los protagonistas de la historia: los niños, niñas y adolescentes trans. Si me preguntan a mí que lo viví en primera persona, sobre si el tratamiento hormonal a temprana edad es perjudicial, diría rotundamente que no. Prohibirlo solo causará daño en quienes lo necesitan, provocándoles inseguridad por no ver frente al espejo la persona que desean ser. 

En los pasillos de San Joaquín he escuchado: “No tengo ningún problema con los trans, pero que lo hagan siendo mayores”. Yo sé que si hubiera esperado a ser mayor nunca habría sido estudiante de la UC, porque la incongruencia de género me estaba consumiendo y no hubiera soportado otros tres años viviendo como mujer. Para mí eso era estar muerta en vida. 

El famoso informe Cass señala que no existe suficiente evidencia de los beneficios del tratamiento hormonal en menores trans. La cifra de personas ´detrans´ (personas que revierten su transición) es bajísima; somos muchos los que llevamos años en tratamiento y estamos felices con nuestras vidas, ¿acaso nuestro testimonio no es válido? 

Gabriel Ariel Martínez Pérez 

Estudiante de Pedagogía en Educación Media en Matemática UC 

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