Los supuestos peligros de la ESI (Educación Sexual Integral) de los cuales nos intenta alertar nuestro compañero conservador, no son más que el resultado de los verdaderos peligros a los que nos enfrentamos como futuros profesionales, falta de información y cerrar los ojos frente a la realidad.
Repasemos cuáles sí son los objetivos de la ESI. Según la UNESCO, la Educación Sexual Integral es un “proceso basado en un currículo para enseñar y aprender sobre los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad. Su objetivo es preparar a los niños, las niñas y los y las jóvenes con conocimiento, habilidades, actitudes y valores que los empoderarán para: realzar su salud, bienestar y dignidad; desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas; considerar cómo sus decisiones afectan su bienestar y el de los demás; y entender cuáles son sus derechos a lo largo de sus vidas y asegurarse de protegerlos”.
Define también que la ESI es científicamente rigurosa y se basa en investigaciones, hechos y evidencia. Es adecuada a la edad y desarrollo del niño, ajustándose a las necesidades de cada etapa, por lo que jamás se expondrán a imágenes o información que no sean realmente necesarias para su bienestar. Se basa en un currículum con contenidos claros y preparados por profesionales. Y es integral, por lo que abarca mucho más que sólo comportamientos sexuales.
El primer objetivo que busca la ESI en Chile es prevenir abusos sexuales infantiles, enseñándoles a los niños a identificar qué es el abuso, qué partes de su cuerpo no deben ser tocadas por otros, entender qué es el consentimiento, aprender a no quedarse callados, y saber cuándo están siendo manipulados para atentar contra su dignidad y sus cuerpos. Este objetivo en ningún momento busca sexualizar a los niños, todo lo contrario, lucha contra las personas que sí los sexualizan y sí buscan abusar de ellos, entregando herramientas de protección a las infancias. Estos niños crecerán y se transformarán en adultos que también sabrán identificar qué es el abuso y el consentimiento, cerrando un ciclo de heridas y daños generacionales.
Se dice que la ESI viola el derecho a la libertad de enseñanza y al derecho de los padres de educar a sus hijos. Pero la legislación chilena está obligada a respetar siempre el interés superior del niño, el cual es efectivamente cuidar su integridad entregándole herramientas para prevenir abusos y futuros traumas que los acompañarán el resto de su vida.
¿De qué forma van los padres a enseñarle educación sexual a sus hijos si muchísimas veces es la misma familia la que abusa? ¿Y cómo van a saber qué es lo que deben enseñar si ni siquiera ellos recibieron esta educación? No se puede enseñar desde la ignorancia, y defender lo contrario es tener una idea muy equivocada de la realidad. Ignoran que la realidad de las familias en Chile es tremendamente desigual. A lo mejor a ti sí te enseñaron que es una ITS o qué es el consentimiento, pero no todas las familias tienen el mismo nivel de oportunidades de acceso a la información y de recursos para enseñar y aprender. Esto lo vemos reflejado en el uso del porno como el principal medio de “información” que utilizan los niños en este país desde muy temprana edad debido a su libertad de acceso a internet. Es nuestra responsabilidad guiarlos en ese proceso de exploración y autoconocimiento.
Por otro lado, una cantidad preocupante de personas que fueron abusadas no reciben el apoyo necesario por profesionales formados en el tema. Es por esto que a través del proyecto “CHILE NECESITA ESI” se busca crear profesionales que sí estén preparados en educación sexual integral. Ya van 9 clases con más de 40 exponentes de distintas áreas que no han hecho más que desmentir mitos, disipar dudas, formar y prepararnos como profesionales para poder educar con responsabilidad y verdaderas herramientas a las futuras y actuales infancias de este país.
Por esto y mil razones más, CHILE NECESITA ESI. Y con urgencia.
Belén Nahmías, estudiante de derecho e integrante del proyecto “CHILE NECESITA ESI”