Ya todos vimos los resultados de la PAES. Ya todos nos podemos dar cuenta de que estos resultados son una clara muestra de la brecha educacional en nuestro país. Esta última solo crece y las supuestas “maravillosas” reformas educacionales, no han curtido el efecto que nos prometieron, llegando incluso a empeorar lo que ya teníamos.
La FEUC se pronunció al respecto con una publicación en Instagram de la cual me gustaría rescatar un par de puntos.
En primer lugar, la FEUC reconoce que no podemos ser indiferentes a estos resultados, lo cual creo es de consenso transversal. Asimismo, concluye que “un menor porcentaje de alumnos de colegios públicos ingresará a la educación superior”. Me quiero detener un momento en este punto para señalar que esta preocupación es compartida y es una visión que encuentro bastante interesante, porque lleva implícito el igualar hacia arriba en vez de “quitarle los patines” a otros. El punto es que la educación pública tiene que mejorar, pero no a costa de aserrucharle el piso a las instituciones que ya funcionan bien. Creo que la publicación es merecedora de una carta porque la FEUC en este caso no está hablando desde el revanchismo, lo que creo es realmente destacable.
Luego, menciona que se tienen que mejorar las políticas públicas en materia educacional, señalando un par de medidas a implementar. Una de ellas es potenciar la educación parvularia y básica. Ya era hora de que abrieran los ojos. Hace años que se viene diciendo que la solución parte por las etapas tempranas de la educación y me alegra que hoy lo reconozcan. Es momento de trabajar por poner ahí el foco principal, por prestarle atención a quienes hoy son niños y que sueñan con tener alguna profesión de adultos, y que el día de mañana postularán a las universidades, si tienen la oportunidad de hacerlo. De nosotros depende de que eso no sea solo un sueño.
Ahora quiero atender a la común confusión de la gratuidad. Este es un tema que debe quedar claro de una vez por todas: nadie niega que la gratuidad ayuda a miles de estudiantes a acceder a la educación superior, el problema no es que exista la gratuidad, sino la universalidad de la misma. La gratuidad debe estar enfocada en aquellos que más lo necesitan, no debe ser universal cuando existen quienes pueden acceder a la educación superior por su cuenta. Una medida así es la que nos permite redestinar fondos a la educación parvularia y básica, reforzando y mejorando su financiamiento. Son medidas perfectamente compatibles, generadoras de oportunidades reales de acceso a un mejor sistema educativo.
Acercándome ya al fin de esta carta, quiero referirme brevemente a la publicación realizada por Nueva Acción Universitaria, para decir que el grueso de las políticas educativas que han impulsado o respaldado han demostrado ser un fracaso. Así, podemos ver cómo las reformas educacionales realizadas por la ex presidente Michelle Bachelet, las cuales fueron apoyadas por el Frente Amplio, como por ejemplo, La Ley de Inclusión y el Sistema de Postulación Aleatoria, más conocido como “la tómbola”, sólo han producido la caída en picada del sistema. En tan solo un par de años, liceos e instituciones emblemáticas de la educación chilena han descendido más de 100 puestos en las mediciones de puntajes. La educación pública emblemática, que antes le daba pelea a la educación particular, hoy no figura ni el top 200 de mejores establecimientos. Se sigue diciendo que los cambios traen soluciones a largo plazo, pero han pasado más de 10 años y vamos de mal en peor. Es tiempo de que los errores cometidos sean reconocidos por aquellos que los cometieron, para saber hacia dónde reconstruir el sistema del que depende el futuro de nuestro país.
Es sumamente fundamental discutir este tema que, año a año, vuelve a surgir luego de la publicación de los puntajes, sus estudios y las comparaciones que se hacen a partir de ellos. Lastimosamente, será una tarea dificultosa tras la reciente prohibición del gobierno a su divulgación.
Por último, quiero terminar diciendo que en temas como estos la representación estudiantil encuentra su razón de ser, el motor que sigue despertando en cientos de jóvenes esa motivación de ser agentes de cambio, porque sueñan con un Chile mejor.
Ignacia Mackenna
Consejera Territorial de Derecho por el Movimiento Gremial.