Autora: Annick Woungly

El mensaje de la FEUC sobre “defender la vida del niño por nacer” deja fuera un aspecto esencial: la autonomía de las mujeres. No basta con acompañar embarazos en situación de vulnerabilidad si no se garantiza el derecho a decidir. Plantear la maternidad como un destino inevitable en lugar de una opción es, en realidad, una forma de control disfrazada de apoyo.

Si bien mejorar las condiciones de estudiantes que son madres en la universidad es un avance, el enfoque deja fuera a quienes simplemente no quieren asumir ese rol. No se trata solo de hacer más llevadera la crianza, sino de asegurar que ninguna mujer se vea forzada a ser madre en contra de su voluntad. En lugar de enfocarse en soluciones imperativas a la maternidad, el debate debería abordar el acceso a educación sexual, anticonceptivos y aborto legal, gratuito, seguro y universal.

Otro punto que necesita una mirada crítica es la idea de impulsar políticas públicas que “permitan a las madres conciliar la crianza y el trabajo”. Aunque a simple vista parece una iniciativa positiva, en la práctica muchas de estas propuestas refuerzan la idea de que la maternidad es un destino obligatorio para las mujeres, en lugar de garantizar alternativas reales como el acceso a anticonceptivos, educación sexual y la posibilidad de interrumpir un embarazo si así lo desean.

Un ejemplo claro es el proyecto de “sala cuna universal”, que se ha promovido como una solución para las madres trabajadoras, pero en el fondo refuerza la idea de que todas las mujeres deben ser madres y que el problema no es la falta de libertad para elegir, sino la escasez de infraestructura para el cuidado infantil. En lugar de limitar la discusión a cómo compatibilizar el trabajo con la maternidad, el foco debería estar en garantizar que cada mujer tenga la posibilidad de decidir si quiere o no asumir ese rol.

Proteger la vida también significa respetar la libertad de cada mujer para tomar decisiones sobre su propio futuro. Cualquier política que no garantice ese derecho es, en el fondo, una imposición.

La lucha por una sociedad más equitativa debe incluir la autonomía sobre el propio cuerpo. Sin libertad reproductiva, la igualdad sigue siendo una promesa incumplida.

Luna Rojas Vidal

Estudiante de Trabajo Social

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