La mayoría vió la publicación de la FEUC del 25 de marzo por el Día del Niño por Nacer. Opiniones van y vienen, como siempre, y ahí está el punto.
Siendo una persona a favor del aborto (a favor del derecho a decidir, pro choice o como menos les irrite leerlo), lo primero que hice al ver el post del martes fue ir directo a los comentarios: van más de 3.200. Para comparar, el post anterior —sobre las impresiones a color en Villarrica— tiene apenas nueve. Es evidente que el tema genera que la gente quiera expresarse, y eso es justo lo que muchos parecen estar menospreciando.
Hay quienes comentan con corazones celestes y aplausos, otros con argumentos por los derechos reproductivos, algunos piden que eliminen la cuenta, y otros simplemente publican recetas chilenas. Todo válido. Pero hay un tipo de comentario que no puedo dejar pasar: los que critican cómo la FEUC puede publicar algo pro vida si se supone que representa al estudiantado. O los que acusan a la federación de estar demasiado cerca del discurso de Solidaridad. A estos comentarios quiero responder. Porque ¿desde cuándo la FEUC es apolítica? ¿Desde cuándo no ha estado ligada a ideales y posturas políticas?
El mundo universitario ha sido, históricamente, un actor clave en la política nacional. Nos guste o no, se votó, y por mayoría, la actual directiva de la FEUC llegó al cargo. Esa es la política universitaria. Lo fue la elección, lo es la publicación pro vida, lo es la protesta y el pañuelazo verde frente a la oficina de San Joaquín. No tiremos la piedra y escondamos la mano: ambos lados están haciendo política, ambos lados están participando, generando discusión, provocando reacción. Que si “el show” de la izquierda, que si “el cagazo” de la FEUC… Ambos discursos existen porque hay un espacio y tema para debatir, y eso es lo que hay que rescatar.
Basta de exigir que la FEUC no tenga posturas “teñidas políticamente”. Representar a la federación de estudiantes de la PUC es una declaración política. No estamos en básica para elegir centro de alumnos según qué lista hace más jeans days. La FEUC es política. No se trata de que no los critiquemos —al contrario—, se trata de que entendamos que la crítica y el desacuerdo son necesarios para generar esa incomodidad que es parte de la política y que impulsa a la gente a querer manifestar su opinión.
Dejemos de tenerle miedo a expresar opiniones políticas, a ser controversiales. Dejemos por favor de ser tan ajenos al debate que se está dando a nivel universidad, país y mundo. Por favor: dejen de amarillear, dejen de intentar silenciar espacios de representación que fueron, son y seguirán siendo políticos.
Porque la universidad también es un espacio para pensar, para disentir, para incomodarse, para ser interpelado. Y porque, si algo necesita hoy la política, es justamente eso: más participación, más voces, más convicción. No menos.
Que siga la discusión, que siga el calendario, y que vengan más fechas que generen debate por cómo son abordadas por esta FEUC. Porque mientras se generen conversaciones, posturas encontradas y reflexión, la política universitaria está viva. Y eso, nos guste o no, es parte esencial de lo que significa tener una federación de estudiantes con historia, voz y responsabilidad. La FEUC no puede ni debe ser neutral, silenciarla sería apagar una de las pocas plataformas estudiantiles que aún tiene la capacidad de poner temas sobre la mesa.
Y eso —precisamente— es lo que deberíamos estar defendiendo.
Amanda Gil S
Estudiante de Medicina