En un mundo ideal no sería necesaria esta conversación. En un mundo ideal no sería necesario pensar en las implicaciones negativas de cada situación porque todo sería positivo. En un mundo ideal, la muchedumbre no se sentiría con derecho a tomar decisiones sobre el cuerpo de la mujer (o persona gestante, no todas las personas gestantes son mujeres).
No me molesta que cada persona tenga su opinión sobre este tema. Lo que sí me molesta, es que esa opinión se exteriorice de tal forma que ponga límites reales a la libertad de otros individuos o, que pretenda ser la verdad absoluta. Cuando hablamos de este tema, hablamos sobre la libertad de mujeres y personas que pueden gestar, la libertad de poder decidir sobre algo tan importante como tu cuerpo y tu vida.
Poder decidir si sacrificar y condicionar nueve meses de tu vida a un embarazo, preguntarse si los dolores de pies, los cólicos matutinos, el dolor de espalda, la dificultad de movilización y demás cosas que surgen durante ese proceso, ¿valen la pena? Analizar si se está en condiciones económicas de tomar licencia o de poder dejar de trabajar para maternar, si fuera necesario. Considerar si cuidar de otro ser humano hasta tus últimos días vale la pena.
Si cuentas con los recursos para alimentarlo todos los días, si puedes costear cada visita al médico, las posibles adaptaciones en su vida y casa, en caso de una discapacidad. El tratamiento de posibles enfermedades crónicas, sus futuros uniformes, sus cuadernos, su salud, su mente, absolutamente todo. Ser capaz de cuidar, entender, aconsejar, contener y apoyar siempre. Llevar a cabo una crianza sin abuso, una crianza tranquila, comprendiendo que la forma en que lo trates hoy afectará su desarrollo como futuro adulto. ¿Cómo lidiarías si es más diferente, si no es lo que se considera ‘normal’? ¿Cómo lo aconsejarás y acompañarás si es algo que se aleja de lo que conoces?
Con todas la implicaciones de lo que conlleva el tener un hijo, considero hipócrita el hecho de que usualmente en gente que se considera pro vida (diría que es más pro-parto, ya que su opinión a favor de la vida solo incluye fetos y embriones humanos, mas no considera otras vidas como las que se pierden años tras años en la industria de la carne, moda y la misma industrialización donde se destruyen ecosistemas como humedales, a favor del “avance”). No tiende a considerar el desarrollo saludable y constante de lo que es una niñez, siempre hablando sobre los fetos pero nunca sobre políticas que pueden ayudar a las niñeces ya existentes, ya sea pidiendo reforma en sistemas como Mejor Niñez (antes Sename), ayudando directamente en voluntariados, organizaciones, ONGs que eduquen, protejan y acompañen a estas mismas infancias vulnerables como la Teletón, Escuela Paulo Freire, Senda, etc. Están en contra del aborto, pero tienden a estar a favor de politicas, informes y entre otros, que pueden dañar a estas mismas, como el informe PAIG, la sala de cuna universal, etc.
Creo que cada mujer o persona gestante debería tener la decisión de decidir o no tener un hijo cuando lo desee y si es que lo desea. Asimismo, cada persona debería recibir formación en educación sexual integral y programas como “mujeres, derechos sexuales y reproductivas” ofrecidos por el gobierno. Que con estas herramientas puedan tomar decisiones a conciencia, teniendo en cuenta todas y cada una de las implicancias de algo tan complicado como lo es maternar.
Daniel Velásquez
Estudiante de Trabajo Social