Hace algunos días se publicó la carta de Conservadores UC: “Universitarios por la vida”, en la cual se plantea de manera despectiva que estamos viviendo el “avance de una cultura que relativiza la vida”, donde quienes estamos a favor del aborto estamos en contra a la dignidad de las personas. 

Cabe preguntarse; ¿Quién está verdaderamente a favor de la dignidad de las personas? ¿Aquellos que apuntan con el dedo a las mujeres que abortan? ¿Aquellos que plantean que el aborto es un problema de “elite”? ¿Aquellos que castigan con cárcel a las mujeres por decidir no ser madres? 

En nuestro país el aborto corresponde a la cuarta causa de muerte materna entre el 2000 y el 2015 y si bien se han logrado avances, como la ley de las tres causales, como feminista y católica, decimos que no bastan. No bastan, porque desde la Iglesia y grupos conservadores siguen proponiendo el castigo moral. Hoy la Iglesia y los grupos religiosos deberían hacerse cargo del problema real y entender que el castigo moral, la penalización y el punitivismo no evitan que los abortos ocurran, no dignifican a los seres humanos y no salvan más vidas. Y aquí, quisiera reivindicar que el mensaje cristiano es uno de misericordia y salvación. Y ello es relevante en esta discusión por dos motivos: Si entendemos a las mujeres como meras “víctimas” de esta situación, no cabría más que acompañarla en su camino y apoyarla, no posar sobre ella la mirada del prejuicio. Por otro, no impide desplegar una acción que ofrezca a las mujeres y personas gestantes salidas alternativas, que no son contradictorias con la garantía de los derechos sexuales y reproductivos desde un abordaje sanitario. 

En el Evangelio del Nuevo Testamento podemos ver la empatía de Jesús, su misericordia y por sobre todo, el ejemplo de una persona que entiende que las realidades de cada persona son distintas y que somos nosotros quienes debemos acompañar el dolor. Lejos de esto están los grupos más conservadores de la Iglesia, que muchas veces se jactan como los “más católicos”, pero se han encargado de alejar a quien sufre. De castigarnos, juzgarnos y relativizar nuestras decisiones y dolores. 

Por último, “He aquí la sierva del Señor; hágase a mí conforme a tu palabra”, responde María al Arcángel Gabriel luego de la anunciación de que era la elegida para ser la Madre de Dios. Porque cuando María, ante al Arcángel Gabriel, sí decidió ser madre en eso está la riqueza de la libertad, porque Dios es capaz de comprender las circunstancias que atraviesan las personas que deciden ser madres o no. Es importante que entendamos de una vez por todas que debemos ser madres por decisión y no por obligación. 

Para finalizar, me gustaría hacer un llamado a que como comunidad católica seamos capaces de recordar la figura de Jesús a la luz de nuestra realidad, donde el aborto es un problema de salud pública que afecta a miles de mujeres día a día, porque el feminismo y el catolicismo si son cosas compatibles, pese a que otros nos digan que no. 

Es explícito el llamado que nos hace el Evangelio, hoy más que nunca, a que como comunidad católica estemos más cerca de las mujeres que son perseguidas y sancionadas por su derecho a elegir. El amor de Jesús a las personas es, en su última esencia, amor a los que sufren, a los oprimidos. El prójimo para Él es aquel que yace en la miseria y el sufrimiento (cf. Lc 10,

29 ss); El mensaje de Jesús es a hacernos cargo de los problemas más duros y los dolores más grandes de nuestra sociedad, no ignorarlos o tacharlos de inmorales sin antes reflexionar frente a ellos 

No debemos olvidar las circunstancias que llevan a las mujeres a abortar, sobre todo cuando la enseñanza que nos deja en el mensaje de Cristo es uno donde nos invita a establecer la compasión como un valor fundamental que oriente nuestro actuar y el de los otros. Así, es nuestro deber como católicos acompañar y no abandonar, juzgar y castigar a aquellas que eligen no ser madres. 

Antonia Navarro 

CT Humanidades NAU!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

You May Also Like

Plebiscito y desinformación

A más de una semana de transcurrido el plebiscito de salida por una nueva constitución, los resultados de esta aún dan de qué hablar. Y es que la diferencia entre el Rechazo y el Apruebo fue sorpresivamente amplia y, así como en cualquier elección, los ganadores celebran y los derrotados se lamentan.

Falta de comunicación

Estimado director, Si tuviese una moneda por cada “¿Para que votar si…

La minoría falsa

Estimada directora, Hace tiempo que ya somos conscientes, en particular las mujeres,…

Tarjeta en impresión.

$89.600 pesos. Esa es la suma exorbitante que ha gastado cada novate…